Su cabello púrpura, sus ojos verdes esmeralda y sus labios carnosos, los cuales se curvaron para dedicarle su sonrisa. Fascinado, Ben miró el anillo que Mal llevaba ahora en el dedo. Tantas veces lo había soñado. No podía alejar sus ojos de ella. Se había postrado ante la reina de su corazón y ella le había dicho sí, y se veía feliz. Se veía enamorada. Y sincera.Estaba seguro, su Mal estaba ilusionada.
Ben la tomaba con ternura de la mano. Mal, entretanto, disfrutaba del calor y la compañía de su novio. Bueno, ahora lo tendría que empezar a llamar y ver como su prometido. Solamente con apreciar aquel anillo dorado, reluciente y con una piedra asimilando la forma de un corazón era lo necesario para convencerse que no había sido un sueño. Más que nada significaba que muy pronto estarían casados. ¿Quién diría que un príncipe desposaría a la descendiente de una villana? Seguro que nadie, había pensado Mal con felicidad.
Desde el hermoso y mágico momento en el Puente Tambaleante, alguien había estado un poco muy obsesionada por los _te amos_, tanto que ni siquiera había dejado que Ben le correspondiera.
—¡Te amo! —exclamó Mal contentísima.
—Estoy casi seguro, llevas más de trescientos te amos. Y en verdad, amor, podría quedarme la eternidad escuchándote, ¿pero dónde quedan mis te amos?
—Calla. Cuando termine de decir los veintidós te amos que me faltan, podrás ilustrarme.
—¿Veintidós? ¿Por qué veintidós? —preguntó divertido.
—Son las veces que me faltan para completar los días en que no estuve a tu lado para decírtelo —explicó.
De pronto los ojos de Ben pasaron de viajar de los de Mal color verde intenso a sus labios. Ella lo recibió con sorpresa. Solo después, Ben le susurró algo en el oído.
—Los besos también cuentan —señaló con coquetería—. Así que de esos te faltan más de trescientos.
Mal rió y volvió a tomar la mano de Ben, y continuaron andando. Se suponía que irían al Palacio del Dragón, pero en vez de eso decidieron desviarse y llegar a la casa de Haizea.
Habían hecho la actuación de su vida ante la descendiente de Hades. Le dieron un sermón enorme de que habían tenido la necesidad de tomar aire desde muy temprano y se les había pasado el tiempo. Bueno, era obvio que no le contarían en absoluto sobre la conversación que habían tenido con los chicos. Haizea no era de confianza, pues sus intenciones seguían siendo pocos nítidas.
—¿Así que volverán a salir? —indagó Haizea con recelo.
Increíblemente no se les prestó la ocasión para divagar y pudieron salir sin que ella preguntara demasiado. Pero, ¿y si los seguía? ¿Y si nunca les creyó y quería investigar a dónde habían ido en la madrugada? Bueno, era un riesgo que querían tomar. Si sé eran sinceros, ansiaban estar juntos el mayor tiempo que fuera posible. Por esa razón, Mal no pudo negarse cuando Ben le pidió una cita. Es decir, ¿por qué se negaría? ¡Su chico, el hombre de sus sueños se le acababa de arrodillar y había puesto una sortija en su dedo corazón!
En la Isla de los Perdidos antes hubiera significado una aberración un romanticismo, una pareja tomada de la mano. ¿Igual cuál era el problema? No había nadie que se pudiera encargar de hacérselos saber y de hacerles muecas. Solo era la Isla del Nadie. No había tantos villanos malísimos como antes. Los que se quedaron quizá hicieron alguna tregua para no salir y no enfrentarse a un mundo donde ya no había nadie que los gobernara. ¿Pero qué realmente sucedió con los demás? ¿Dónde estarían? ¿Tramarían algo cruel y despiadado?¿Habrían logrado llegar a Auradon de algún manera?
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Mɪ Bᴇʟʟᴀ Dᴇsᴄᴇɴᴅɪᴇɴᴛᴇ
FanfictionLa Isla de los Perdidos no es la misma isla que antes y Ben, Jay, Evie y Carlos lo advierten apenas la pisan después de su última travesía con los talismanes de la perdición tres años atrás. Mal se ha ido sin dejar rastro y ahora tienen encima el he...