Capítulo 10. El hombre que me enseñó a amar

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Canción del capítulo
Fairytale | Alexander Rybak

Ben

Ella despertó pero no abrió los ojos. Mal estaba en sus brazos. Estaba frágil pero sumamente bella. La veía y no lo creía. Ben continuaba deslumbrado, con el pecho retumbando de felicidad. ¿Será que así se sentía salvar a una damisela?

No.

Mal no era una damisela en apuros, pero Ben siempre sería aquel hombre que la rescataría si ella lo necesitaba.

Ben separó su mirada de ella, para observar a través de la puerta tipo cúpula de la cueva, donde estaban sus amigos esperándolo.

Antes de proponerse a salir de la Cueva, quiso tratar algo.

—Mi Princesa Traviesa, ¿estás despierta? —le preguntó, rogando para sus adentros que le hiciera el honor de ver a los ojos más inteligentes y astutos, verdes y envidiables para cualquier princesa de Auradon—. Si tengo que besarte para que despiertes lo haré. Pero sé que cuando estés consciente te molestará saber que fuiste parte de un momento tipo cuentos de hadas.

Sonrió. Posteriormente su coronilla hizo colisión con la de Mal y supo que aún sin Beso de Amor Verdadero, precisamente ese segundo había pasado a formar parte de un cuento de hadas.

Mal abrió lentamente los ojos y el momento se volvió más perfecto todavía.

Ben la miró por primera vez en mucho tiempo a los ojos.

—¿Ben? —La pregunta sonó tan poco audible, no obstante, Ben supo enseguida que la daga que su corazón tenía, Mal la había desenterrado únicamente con haber hablado, y la hizo desvanecer cuando le sonrió—. Dime que no llegue tarde a nuestra cita.

La sonrisa del castaño desapareció.

—Mal, estamos en el Isla de los Perdidos.

La respuesta de Ben fue tan directa a los oídos de Mal que estaba seguro de que ella había comenzado a sospechar que algo no andaba bien. Mal se veía aturdida. ¿Y cómo no iba a ser de tal forma? Tomó unos segundos para que asimilara lo que Ben acababa de soltar.

La chica bajó la mirada y una lágrima salió de su ojo. Luego giró el cuello hacia la cúpula.

Regresó a mirar a Ben.

—¿Qué sucedió?

Ben le explicó desde que sus amigos le avisaron que ella había dejado Auradon. Le dijo que había enviado a una tropa entera a buscarla ese mismo día, pero que después de unas semanas el reporte oficial había sido que había desaparecido de los Estados Unidos de Auradon. Que nadie la había visto y que no había ningún hospital que reportara que la Dama de la corte había tenido un accidente. El Rey Ben inclusive había pedido una junta con los reyes de los otros reinos para hacerles la petición de que pusieran guardias por todo su reino por si veían a la hermosa mujer que era su novia (aunque obviamente así no se los había dicho).

Pero nada. Las sospechas que compartía con Evie, Jay y Carlos de que los había abandonado —aumentadas por el hecho de que sus cosas personales no estaban, a excepción de su diario— habían tomado fuerza. Le contó de la carta que encontró con su letra, de que Audrey les había dicho a los chicos que estaba bajo un encantamiento de sueño en la Cueva del Espejo. Ni siquiera omitió la parte en la que Haizea y su pandilla variopinta los habían escoltado hasta allí.

—Un año —repitió Mal luego de que ésta le preguntara cuánto tiempo había estado ausente. Ella ya estaba sentada sobre la cama de piedra, con Ben a su lado—. Lo siento. —Su voz estaba lagrimosa, llena de aturdimiento y sinceridad—. De verdad quería llegar. Sé que era... importante.

Mɪ Bᴇʟʟᴀ DᴇsᴄᴇɴᴅɪᴇɴᴛᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora