Capítulo 6. Daría mi reino por solo un beso

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Ese día Ben tenía una junta con el Consejo de los Segundones. Resolver los problemas del reino lo ayudaba a olvidarse del vacío de su vida. Sin darse cuenta que ignorarlo lo volvía cada vez más grande. Se encontraba abriendo su casillero, con el fin de cambiar su corona por la correspondiente para la reunión. Al parecer se la tenía que cambiar por una más reluciente y cara.

Inmediatamente la ubicó, pero cuando estaba por tomarla, un sobre de color morado con blanco cayó al suelo. En el segundo en que la vio llegar abajo, pudo asegurar que él no la había puesto ahí. Se inclinó hacia ella con la curiosidad agitándose en su pecho.

Era una carta de... de... ¿Era de Mal? Su letra sí era, de eso no cabía la menor duda.

—No puede ser —musitó por lo bajo, deslizándose por sus palabras desconcierto.

La comenzó a leer.

Al terminar de leerla, no podía encontrar la forma de salir de aquel aturdimiento. Miraba a los lados y la gente se quedaba ahí... viva en el mundo. Trataba de encontrar una explicación. Inconscientementez buscaba a alguien que le ayudara a comprender, pero él... había comenzado a morir por dentro. Su corazón se había roto, para después cambiar su semblante por un único sentimiento: ira.

Entró con las remarcadas lágrimas escapándosele de sus ojos verdes y penetrantes. La furia en él se adhirió tanto que ya no había lugar para el recuerdo de su amor por Mal. La quería lejos de él; ya no deseaba que estuviera cerca. Azotó la puerta con tanta euforia, que el estruendo que salió de ese ruido rompió el silencio del castillo, causando que por primera vez no sintiera nada ameno al tenerla en sus pensamientos. Fue directo a una caja de metal con fragmentos dorados. En la parte derecha superior, había una rendija didáctica para abrirla. Segundos posteriores se dejó ver el interior de ella.

Álbumes llenos de fotos con su chica pelimorada fueron cubiertos con sus lágrimas, para después ser tirados con desprecio a la basura. Todos los regalos que ella le dio, salieron para terminar en la basura.

Su madre y su padre se adentraron al cuarto después de que se percataron de aquel ruido colosal. Se acercaron a Ben con preocupación. Su hijo no estaba bien. Pero a diferencia de aquellas veces, no estaba triste, sino lleno de ira y enojo. Cuando se encontraron con sus ojos, él con las palabras más calmadas que pudieron entonarse de sus labios, dijo:

—Sólo quiero olvidarla. ¡Olvidarla para siempre! —exclamó tirándose al suelo con resignación—. Mal se irá de mi mente y... de mi corazón.

Por sobremanera a sus padres les impacto oír eso. Ben siempre había amado a Mal y aunque se había ido y salido totalmente de su vida, jamás dijo arrepentirse de haberla conocido. Sus palabras no solo impactaron en Bella y a Adam, también en él mismo. Acaso ¿era el efecto de una decepción hacia ella o en verdad lo que le pedía su alma era justo olvidarla?

—¿Qué pasó? Me preocupas, cariño.

Su madre que en ese momento estaba a la altura de él, llevo las yemas de sus dedos debajo de los ojos de Ben y empujaba las lágrimas del rostro de su hijo. Pero nuevamente volvían a salir, sin parar. Ben miró a su mamá con ojos hinchados por tanto llorar. El toque de su voz había cambiado a continuación.

—¿Podré estar solo mamá? Justo ahora no quiero hablar con nadie —suplicó bajando la mirada—. Por favor.

Bella le hizo un gesto a Adam para que salieran de la habitación. Esta vez a un ritmo más tranquilo que el de hacia unos instantes. Conocían a su hijo, no haría ninguna tontería. Pero había algo que les preocupaba más que eso: ¿qué le había sucedió? ¿En verdad estaría dispuesto a todo por extraer el profundo sentimiento que sentía hacia la chica que se volvió prácticamente invisible hacia un año?

Mɪ Bᴇʟʟᴀ DᴇsᴄᴇɴᴅɪᴇɴᴛᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora