Capítulo 15. 1. La metida de pata de Carlos de Vil

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Se deslizaron por el agujero para llegar a la Cueva de los Malditos. Al arribar, se sacudieron la ropa.

Inmediatamente Ben sacó el teléfono del bolsillo del pantalón y activó la luz para alumbrar. Justo en ese momento, oyó un suspiro de pesadez por parte de Mal.

—¿Pasa algo?

—Ben, quiero saber lo que hablaste con Yen Sid. Ahora mismo —sentenció. Él la miraba con una expresión cejuda. La chica estaba consciente de que por más que Ben la amara y todo eso, no sería fácil sacarle información—. ¡Vamos, Ben, dime algo!

—No.

—¿No? —exclamó ofendida y con la boca abierta—. ¿Escuché bien?

—Mal, por favor, no me insistas —sugirió acercándose a ella, hasta lograr que conectaran las miradas—. No quiero preocuparte.

—¡Por Dios, Ben! ¿En serio me los estás diciendo... —preguntó pasmada, llevándose orgullosamente la mano al pecho— a mí? ¿Cuántas cosas peligrosas no he pasado ya? —recalcó con un aire de suficiencia en la voz, insinuando su enfrentamiento con Maléfica y medio año después con los talismanes. Realmente quería pensar que seguía siendo esa misma chica fuerte de antes—. Muchas, Ben. No necesito que me cuides tratando de ocultarme cosas.

Si había algo que Mal no soportaba era que le ocultaran cosas para protegerla, ¡como si no tuviera el suficiente valor para afrontarlas! De haber sabido que Yen Sid hablaría un tema de esa categoría con Ben, se hubiera rehusado a salir del castillo por más que trataran de echarla a empujones.

—Podría ser una tontería. No sé si valga la pena pensar en eso ahora.

—No me salgas con eso, Ben, yo...

Ben la interrumpió poniéndole un dedo en los labios.

—No quiero que te preocupes más, ya suficiente has tenido con lo que te sucedió.

—Okey.

—¿Okey? —repitió Ben—. ¿Ya no me preguntarás nada sobre el asunto?

Con expresión maliciosa, Mal miró a Ben.

—Al contrario, amor. En cuanto salgamos de aquí, tú me llevarás al... —Tronando los dedos y con la mirada ávida al techo, intentaba recordar algo— Rincón de la Muerte.

—¿Al Rincón de la Muerte ? —indagó Ben seriamente confundido.

—Es un bar —respondio como si quisiera liquidar el tema rápidamente—. Así que sí creíste que te librarías de tus secretitos —añadió con tono desdeñoso—, créeme, estás bastante equivocado. Me llevarás y me contarás cada detalle de lo que Yen Sid te dijo, ¿de acuerdo?

Ben, aturdido, no dijo ni sí ni no. Pero Mal por él ya lo había hecho y más que darle elección para responder, pareció más una orden. Si, allí estaba de vuelta la Mal de la que se enamoró, sin ninguna duda. Mal se soltó de Ben y presionó el botón del reloj.

—¿El Rincón de la Muerte? Peculiar nombre para un bar.

—¡Estoy furiosa! ¡¿Cómo se atreve?! —gruñó con exasperación la chica de pelo azulado—. «Sí, Evie, pero a cambio de que hablemos sobre nosotros» ¡¿Cómo rayos le hace para parecer tan adorable y a la vez tan fastidioso?! Pero esto no se queda así. Ah, por supuesto que no.

La descendiente de la Reina Malvada entró a su habitación con un semblante lleno de enojo, como si le hubieran robado el puesto de las más hermosa del colegio. Era casi tan repugnante como eso. O lo era antes. Fácilmente podría discutir que mil veces prefería tener la etiqueta de la más fea a tener que ver a Doug de nuevo.

Mɪ Bᴇʟʟᴀ DᴇsᴄᴇɴᴅɪᴇɴᴛᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora