Capítulo 15.2. El primer beso de amor es el que importa

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Mal se quedó paralizada observando a Ben.

—Ben, ¿no dirás nada? —le preguntó, esta vez con voz lagrimosa. Mal estaba en un puñado de lágrimas que no apresuró a apartar—. ¿Esto está bien?

—No, Mal, esto no está bien —respondió cortante.

Se paró del lugar donde estaba sentado y Mal siguió sus pasos con la mirada. ¿Ben la dejaría? Esa idea no podría soportarla. Carlos y Jay de algún modo examinaban con compasión a Mal, tanto que Carlos hizo ademán de querer explicarle a Ben las cosas, con el fin de hacer desaparecer su culpa, pero no se atrevió y se quedó callado.

En cambio, Evie miraba lo que sucedía entre Ben y Mal y quería ayudarle a su amiga. Mal, en cambio, ya se estaba resignando a que algo feo pasaría, excepto porque Ben le ofreció amablemente las dos manos para pararse y la haló hacia él para abrazarla.

—¿La está abrazando para terminar con ella o qué rayos está pasando? —murmuró Carlos confundido, aunque igual se había escuchado del lado de Ben y Mal—. Presiento que se viene uno de esos momentos Beal, ¿verdad?

—Son los peores momentos del mundo —concordó el hijo de Jafar.

Evie rodó los ojos y luego pareció satisfecha por la madura reacción de Ben. Es precisamente lo que esperaba de Benjamín Florián.

Ben acarició las profundidades del cabello de la chica pelimorada. Ella movió los labios dispuesta a hablar y defenderse, pero no lograba decir nada. Con el aleteo de su corazón a mil por hora. Sentía que en cualquier instante se le saldría el corazón de la desesperación de que Ben no decía palabra.

—Creo que eso ya lo sabía, princesa —confesó—. No soy tonto, me di cuenta en la coronación.

—Pero, ¿cómo es que...?

De nuevo, Ben volvió a callarla.

—No se necesita ser genio para saber que cuando querían cumplir con el plan de robar la varita, esa era la forma que encontraron para hacerlo, ¿no es verdad? —Los muchachos del otro lado asintieron—. Si soy sincero, al principio me molestó un poco, pero al ver de nuevo tus ojos, me di cuenta que me estabas empezando a mirar de un modo diferente. Con...

—... amor —completó Mal por Ben.

Él le sonrió con complicidad.

—¿Entonces no estás molesto? —le preguntó, con la impresión de que el alma le estaba regresando al cuerpo.

—¿Si estuviera molesto haría esto? —Coqueto y apartando el cabello de Mal a la espalda, la tomó por la cintura y la besó.

El chico castaño la apretó con más fuerza. Mal, por su parte, le puso las dos manos en el pecho. Esta vez el beso fue más corto que el anterior, pero le dejó claro a Mal que todo seguía siendo igual con su compromiso con Ben. Al momento en el que se separaron, corroboró que la cosa favorita de su prometido eran sus besos. En definitiva.

—Pequeña, yo te amo. Verdadera, apasionada y tontamente. Si el momento en que me diste la galleta pudiera repetirse, aunque ya estuviera consciente de por qué lo hacías inicialmente, no hay duda, tomaría esa galleta de nuevo.

—Mi amor, ¿te había dicho antes que me tienes loca?

Chocó sus labios con los de él pero nos los unió, porque estaba saboreando la sensación de las manos de Ben en su cintura mientras él no paraba de desear besarla. Lo besó, lo sintió y le rogó a su corazón flotar sobre su pecho y encontrarse con él de Ben cómo lo hacía en ese momento para siempre.

—Bien, ya que se comieron su postres —replicó Jay— ¿podemos pasar a lo verdaderamente importante?

A Ben y a Mal les causó gracia, así que riendo a carcajadas volvieron a tomar asiento. No era cómodo, pero mejor que estar parados. De pronto resultaba un poco cansado, considerando la hora que les costaba volver hacia el centro de la Isla. Para ellos el día había sido bastante cansado y largo. Por otro lado, Evie, Jay y Carlos deberían de estar perdidos en su asuntos con la universidad. O en el caso de Jay estudiando más estrategias para ganar el siguiente juego de Tourney. Evie se había inclinado más hacia la profesión de diseñadora y Carlos ya estaba terminando su primer curso en la universidad.

Mɪ Bᴇʟʟᴀ DᴇsᴄᴇɴᴅɪᴇɴᴛᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora