Mɪ Bᴇʟʟᴀ Dᴇsᴄᴇɴᴅɪᴇɴᴛᴇ

Capítulo 12. Gritos de latidos en el puente

Dedicado con todo mi amor y agradecimiento a las mejores lectoras de MBD: A mi amiga Gigi y a mi amiga xDBGirlWritterx ❤️

Canción del capítulo

It is you (I have loved) - Dana Glover

Mal

Esa maldad sigue en ti, Mal y siempre será así solo por ser mi hija. Siempre. Ésas son las últimas palabras que escuchó en su sueño antes de que la voz arrulladora y dulce de Ben la despertara. Lo primero que notó al abrir los ojos fue la aproximación demasiado física que mantenía con su novio, pues Ben la tenía bien amarrada a él por la cintura.

—¿Tuviste una pesadilla, princesa?

Ojalá hubiera sido solo eso, pensó Mal para sus adentros. Negó y se puso las manos sobre la cara. Su madre y las ultimas palabras que había escuchado de ella en la biblioteca de la Preparatoria Auradon la seguían perturbando a pesar de haber pasado dos años atrás.

—No lo definiría como una pesadilla —respondió Mal reposadamente.

Como no quería que Ben le preguntara de ello, encorvó los labios en un intento por igualar la sonrisa de Ben. Supo que lo consiguió cuando él se incorporó para besarla.

Mal suspiró.

—¡Santos dragones, qué buen besador eres!

Ben le miró un instante más la boca antes de contestar.

—Lo curioso de esto es que siempre pensé que si un día rescataría a una doncella en apuros, mi beso lo haría. Pero la vida me dio una gran lección, algo más grande lo hizo, un sentimiento dentro de nosotros llamado Amor Verdadero —Mal sonrió y se sintió feliz.

Se volvió a acurrucar.

El corazón de Ben estaba tan cerca de ella. Sus latidos, que él aseguraba latían fuertemente por ella marchaban poderosamente dentro de su pecho. Podía sentirlos. Lo disfrutaba tanto. Si alguien le preguntara si le molestaría quedarse así toda la eternidad con él, sin atisbo de duda respondería que no. Aunque también existían otras cosas que deleitaba, como que le inyectaran una buena dosis de adrenalina. ¿Qué sería de una vida sin aventuras para la hija de Maléfica? Pero pensándolo bien, Ben podía estar con ella en todas ellas.

—Hermosa —la nombró Ben, haciéndola salir de sus pensamientos—, ven conmigo.

Ben hizo que ambos se levantaran cuando tomó su mano para sacarla de la cama.

—¿Adónde? Es muy temprano, Ben.

—Sígueme y te cuento en un momento, ¿sí, pequeña? —Mal definitivamente no podía perderse la oportunidad de ver a Ben comportarse como un rebelde que se escapa relativamente de madrugada.

No vio el momento en que Ben se puso la mochila sobre los hombros y ya le estaba haciendo gestos para que salieran de la habitación. Inclusive metió a su mochila una linterna que estaba tirada en el suelo. ¿Para qué quería eso?

Pero cuando Ben la jaló hacia la salida, continuaba sin asimilar que su novio la arrastrara fuera aún sin la luz del día. Pasaron por el corredor y las escaleras, pero algo que ninguno de los dos había tomado en cuenta era que Mal no llevaba zapatos. La noche anterior antes de dormir se los quitó y con la emoción y extrañeza de la actitud de Ben al sacarla se le olvidó por completo tomarlos. Los pies ya le empezaban a doler por el frío.