06. ━━━ carajo

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Habían pasado ya varios minutos desde la petición de la muchacha. Ambos de alguna forma, habían terminado recostados sobre la cama mutuamente abrazándose. Estaban en completo silencio, pero no era un silencio incómodo en ninguna forma, si no todo lo contrario. Era un ambiente tan pacifico que de haber sido otra situación, Freya se había quedado dormida, sin embargo, quería tocar el tema que la había hecho llorar en primer lugar.

─¿Sabes lo que es la endometriosis? ─preguntó la muchacha, dándose cuenta segundos después que la pregunta era un total sinsentido.

Por supuesto que lo sabía.

─Soy doctor, cariño. Claro que lo sé ─sonrió, acariciando su cabello y besando la punta de su nariz cuando ella se giró a verlo de frente. Luego, regresó a su expresión neutra─. ¿Por que lo preguntas?

Freya tomó una profunda respiración, preparándose mentalmente para repetir lo que había dicho antes a su amiga, porque a pesar de haberlo sacado de su pecho a alguien más, no lo hacía menos difícil de afrontar para ella.

─Bueno, desde que soy muy pequeña siempre he querido tener mi propia familia. Casarme, tener hijos y verlos crecer ─empezó en voz baja. Sus ojos buscaron los de Carlisle, intentado leer en ellos como se sentía con lo que salía de su boca─. Pero bueno, hace algunos años tuve que en parte, olvidarme de ese sueño, cuando me diagnosticaron endometriosis en una etapa demasiado grave. Como consecuencia ahora soy prácticamente estéril.

Jugó con el cuello de la camisa del rubio, fijando sus ojos en sus manos para evitar que Carlisle notara sus ojos llorosos. Era verdad que existía la opción de adoptar, sin embargo, debido a lo que parecía deparar su futuro y debido a que sus seres queridos más allegados eran vampiros, aquello estaba fuera de consideración.

Y ambos lo sabían, pero nadie dijo nada. No querían echar más leña al fuego. O eso pensó la pelinegra que pasaría, por lo que las siguientes palabras de Carlisle colocaron un peso sobre su pecho.

─Y por culpa de mi y de mi familia, no puedes ni siquiera adoptar ─murmuró, acariciando el cabello de Freya.

Fue cuestión de segundos para que la muchacha levantara la mirada y usara toda su fuerza para empujar al vampiro sobre su espalda y sentarse sobre su abdomen. Colocó sus manos sobre su pecho y lo observó con el ceño fruncido. No le gustaba la tranquilidad que se posaba sobre la expresión resignada de Carlisle. Era como si se culpara por lo que sucedía.

Y Freya odiaba eso. Lo odiaba porque lo quería con locura y porque jamás, nunca, culparía a Carlisle por algo que estaba fuera de su control.

─¿Estás loco? ─preguntó la muchacha, tomando al rubio por sorpresa─. No soy una niña. Yo decidí ésto, Carlisle. No es como si me hubieras obligado a cualquier cosa, así que no, no es tu culpa. ¿Me hubiera gustado pasar por todo aquel proceso de ver a un bebé crecer y estar con él? sí, pero nunca cambiaría la relación que tenemos, ni a tus hijos que adoro como si fueran mi familia. Así que si vuelves a decir algo como eso te prometo que te corto el-

La mano de Carlisle cubrió su boca y entre risas, el rubio la atrajo a un abrazo, llenando su rostro de besos.

─Lo siento, no volveré a decir algo como eso. ¿Bien?

─Bien ─murmuró, acurrucandose dispuesta a volver a dormir envuelta en los brazos de su amor.



(...)


Freya colocó el lazo lila pastel que había hecho ella misma sobre la caja envuelta y sonrió al ver su obra. Había quedado bastante bien para ser ella la que lo había envuelto, incluso si Carlisle le había ayudado en algunas partes. Era el cumpleaños de Bella, la novia de Edward, e iban a tener una pequeña reunión para celebrarlo en casa de éste ultimo.

Por supuesto, Freya asistiría a la celebración y estaba muy emocionada. Se habían encargado junto con Alice de dejar el lugar perfecto para que Bella tuviera un buen cumpleaños. No la conocía muy bien, pero después de lo que había pasado con James, lo menos que podía hacer era ser amable con ella.

La llegada de la muchacha fue rápida, pero afortunadamente todos estaban listos para recibirla y efectivamente, darle los presentes que habían preparado para la cumpleañera.

─Espero que te guste ─murmuró Freya, entregandole la caja a la muchacha y sonriendole─. ¡Feliz cumpleaños! ¿Puedo abrazarte?

Después de que la castaña asintió, Freya envolvió a Bella en un abrazo que hizo reír a todos por lo contrariada que se vió. Definitivamente, al verla no te esperabas que sus abrazos fueran tan fuertes.

Se alejó y regresó a su sitio, envolviendo sus brazos en torno a la cintura de Carlisle y observando a su padre y a Esme darle el regalo. Su padre le había dicho que Esme había decidido regalarle algo de maquillaje, él no había dicho nada porque a la mujer le hacía ilusión y porque él no tenía idea de que otra cosa podrían darle.

Lo siguiente sucedido demasiado rápido. Bella, siendo tan torpe como parecía ser siempre, se cortó en el intento de abrir la envoltura y como era de esperarse, sangró. Apenas una gota fue suficiente para que el caos se desatara.

Caos que dió como resultado a un nuevo vegetariano y a un neófito con sed de sangre a punto de atacar a Bella, ─misma que había sido arrojada hacia la pared y se había lastimado con el vidrio que el mismo impacto había roto─, y al resto intentando detenerlos de cometer una locura.

Carajo.





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𝗴𝘂𝘆𝘀 𝗺𝘆 𝗮𝗴𝗲,     𝖼 . 𝖼𝗎𝗅𝗅𝖾𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora