09. ━━━ sin tiempo

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      Freya entró como alma que lleva el diablo al hospital

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      Freya entró como alma que lleva el diablo al hospital. No saludó a nadie como solía hacer y en lo único en lo que se centró, fue en preguntar en qué habitación estaba su padre. Cuando tuvo la información, casi corrió hacia dónde le habían indicado.

      Annie estaba con ella, pero no había intentado hablarle y Freya lo agradecía. No estaba segura de poder mantener en control sus emociones en ese momento de tanta incertidumbre y preocupación. No quería terminar gritándole a su amiga.

      Al llegar frente a la puerta de la habitación, se encontró con Carlisle. La pelinegra corrió hacia él e intentó entrar a la habitación, pero el rubio la detuvo gentilmente por los brazos, impidiéndole el paso. Freya ignoró como su corazón se aceleró por el toque del hombre y observó a su padre a través del cristal de la habitación.

      Sus ojos se llenaron de lágrimas al verlo tendido en esa cama, luciendo tan pálido e indefenso que ni siquiera parecía su padre. Las ganas de llorar fueron tan insoportables, que tuvo que sostenerse a Carlisle para no tirarse al suelo a berrear como una niña pequeña.

      ─Por favor, dime que no es nada grave ─susurró, observando a Carlisle a los ojos. Lo que vió la aterrorizó completamente. Carlisle parecía... triste.

      ─Ven ─murmuró, guiandola hacia los asientos que estaban junto a la sala. Ambos se sentaron, pero Freya no quería soltar la mano que Carlisle le había tendido.

      La pelinegra ya veía viniendo la mala noticia, porque Carlisle no la haría sentarse si no estuviese a punto de contarle algo que iba a hacerla sentir peor.

      ─Fue impactado por un camión ─empezó─. Él choque fue muy fuerte y tiene varios huesos rotos. Stephen está en coma y cuando despierte... ─si es que lo hace, pensó, pero no dijo nada para no alarmar a la joven—... hay la posibilidad de que no pueda volver a caminar.

      El grito ahogado de Freya se escuchó alto, pero enseguida fue detenido por ella misma, quien se había cubierto la boca con la mano para no hacer más ruido. Las lágrimas eran incontrolables aunque ella intentara detenerlas para hilar aunque fuese, un par de palabras.

𝗴𝘂𝘆𝘀 𝗺𝘆 𝗮𝗴𝗲,     𝖼 . 𝖼𝗎𝗅𝗅𝖾𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora