La puerta se cerró detrás de ambos con un sonido brusco y urgente, porque quizás Carlisle no había medido su fuerza al momento de cerrarla de lo ansioso que se encontraba. Él, que siempre era tan calmado y caballeroso, había lanzado todas aquellas cualidades suyas por la ventana debido al deseo que le recorría.Era complicado de describir, pero Freya siempre le hacía sentir cosas que nunca sintió antes. Celos, paz, seguridad, un deseo irrefrenable... todas aquellas eran sensaciones nuevas para él y no podía decir que no le gustaban.
Prefería las cosas románticas y lentas, pero por como Freya arrancaba su ropa de forma desesperada, ella no tenía ganas de ser lenta en absoluto. Romántica, por otro lado... él podía ver en sus ojos lo mucho que lo amaba, eso era lo suficientemente romántico para el momento.
─Shh... ─murmuró cuando ambos rebotaron sobre la cama, él sobre ella porque Freya lo había jalado. Utilizando más fuerza, el apresó las manos de la pelinegra sobre su cabeza con una sola de las suyas.
Sonrió cuando la vió revolverse y capturó sus labios entre los propios.
─Es nuestra primera vez ─murmuró, acariciando su cuello hasta llegar a su escote. Una vez allí, rasgó la fina camiseta que ella llevaba con la mano que tenía libre, aprovechando la carne expuesta para depositar besos húmedos en todo lugar que podía─. No seas impaciente.
Aquello pareció traer algo de tranquilidad a Freya, quien respondió envolviendo sus piernas en torno a las caderas de su novio.
─Está bien. Quiero tocarte, Carlisle ─susurró, atrayéndolo hacia ella con las piernas hasta que estuvieron frente a frente nuevamente. Los ojos de Freya, nublados en deseo, no hicieron otra cosa que incentivar las reacciones en el cuerpo del vampiro─. Por favor...
─Ah, Freya. No sabes lo que haces ─negó con la cabeza, sonriendo. Finalmente la soltó, usando ahora sus dos manos para rodear su espalda y atraerla a su cuerpo, sentándose para que ella estuviera sobre su regazo. De esa manera, ella era capaz de sentir su erección presionando en donde más necesitada se encontraba.
Y no desaprovechó la oportunidad, empezando a moverse sobre él. Simplemente estaba probando, experimentando con su cuerpo y el ajeno, pero fue suficiente para arrancar de Carlisle un gemido involuntario que erizó la piel de su espalda de arriba a abajo.
Apenas eran capaces de verse el uno al otro porque ya había oscurecido, lo único que los iluminaba era la luna a través del ventanal, sin embargo no había ningún inconveniente. Tendrían tiempo para deleitar sus ojos en el cuerpo ajeno en otro momento, ahora mismo lo que estaban haciendo era sentirse.
El primero en irse fue el sujetador de la neófita, porque se había vuelto un estorbo para el objetivo de Carlisle; besar cada lugar en su cuerpo que pudiera. El pensaba que no podía dejar marcas, pero la realidad era que donde sea que tocaba con sus labios, quemaba para Freya. En el mejor de los sentidos.
El resto de la ropa fue abandonando la ecuación cada vez más rápido a medida que el tiempo iba pasando, porque la temperatura se elevaba con cada beso que compartían y con cada caricia al cuerpo del otro. La luz de luna contorneaba los musculos de Carlisle, y de alguna forma aquello no hacía más que darle un toque misteriosamente erótico al momento.
Aunque le encantaba lo que estaba sucediendo, su cuerpo involuntariamente se tensó cuando los besos de Carlisle atravesaron la zona de su abdomen y no subieron como ya habían hecho antes, si no que continuaron su camino. Buscando tranquilizarla, Carlisle utilizó una mano para entrelazarla con la de su pareja y la otra la dejó libre no por mucho tiempo, porque enseguida sus hábiles dedos se hicieron presentes.
No le dió lo que deseaba en el momento porque quería que el momento fuera memorable. Serpenteó sobre su zona más íntima sin realmente tocarla, acariciando alrededor durante un rato largo, siguiendo el camino que sus dedos trazaban con sus labios hasta que no fue él quien tomó la decisión, si no Freya la que enredó una de sus manos en su cabello y la guió exactamente a donde lo quería. Intoxicado por el aroma de su excitación, no se hizo más de rogar y cernió su boca sobre su humedad, su lengua trabajando con avidez en búsqueda del clímax de la pelinegra.
Mientras ella se perdía en aquel mar de sensaciones, Carlisle aprovechó el momento para introducir dos dedos. Al principio la sensación resultó incómoda e intrusiva, sin embargo se distrajo rápidamente porque las caricias del rubio en su clítoris no tenían la intención de detenerse. Cuando él curvó sus dedos con la yema hacia arriba, Freya pudo jurar que vió las estrellas.
─Carlisle... es.. espera ─estaba cerca del borde y lo sabía, pero no quería llegar al orgasmo sola.
─Shh... Tengo que prepararte para tomarme dentro, Freya. Esta es la mejor manera ─ahora que había encontrado aquel lugar tan especial, no fueron necesarias más que unas cuantas caricias para que el adorable rostro de su Freya se deshiciera en el placer más absoluto.
Ella había sentido algo similar antes, la noche en la que Carlisle la había acariciado por primera vez, pero no se comparaba a lo que estaba sintiendo en ese momento. Carlisle la acarició con suavidad hasta que las réplicas de su cuerpo se detuvieron por completo, y luego subió regando sus besos hasta que llegó a su rostro. Freya no se negó en absoluto cuando Carlisle capturó sus labios, cosa que le permitió probarse a sí misma en su lengua y contrario a cómo pensó que sería, aquel sabor tan único y obsceno mezclado con la esencia de su pareja no hizo otra cosa que provocarla.
─Carlisle ─murmuró, tragando saliva porque era difícil hasta hablar. El rubio murmuró para indicarle que la escuchaba, acariciando su nariz con la de Freya. Parecía estar tan contento ahí, acariciándola de aquella forma tan inocente, como si haberla llevado al orgasmo fuese suficiente para aplacar su propia necesidad, pero Freya aún quería más y también quería hacer que él perdiera la razón, justo como ella lo había hecho.
Utilizando su recién adquirida fuerza de neófita, Freya los giró hasta que ella estaba encima y con firmeza pero despacio para no lastimarse a sí misma o a Carlisle, se dejó caer sobre su erección. Un gemido escapó de sus labios, dejando sus manos descansar sobre el pecho de su novio para darse un soporte.
─Freya, me estás volviendo loco ─murmuró Carlisle, enredando sus manos en su cabello azabache y tirando de él con bastante fuerza, arrancándole a Freya un gemido, mismo que se vió amortiguado por los labios del rubio─. Qué bueno que ninguno de los dos necesita dormir más.
Con esa simple frase susurrada sobre sus labios, supo que esa noche iba a ser larga. Y le encantaba.
es mi segunda vez subiendo algún smut a ésta cuenta, esta vez creo yo más explícito que la vez anterior, así que diganme que les pareció.
el siguiente capítulo será el final, así que vayan mentalizandose wksk.
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𝗴𝘂𝘆𝘀 𝗺𝘆 𝗮𝗴𝗲, 𝖼 . 𝖼𝗎𝗅𝗅𝖾𝗇
Fanfic𝐠𝐮𝐲𝐬 𝐦𝐲 𝐚𝐠𝐞 ❛ don't know how to treat me ❜ en donde a freya ya no le interesa salir con idiotas de su edad y en el instante en el que llega a forks, su mirada está puesta en carlisle, el sexy doctor que trabaja con su padre y además, es...