20. ━━━ una condición

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Uno, dos, tres, cuatro

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Uno, dos, tres, cuatro...

Freya tenía los ojos cerrados, pero no estaba dormida, simplemente estaba concentrada pensando en cualquier cosa que la distrajera. No le serviría de nada entrar en pánico en ese momento, así que trataba de calmarse y al mismo tiempo de no quedarse dormida.

No le gustaba la medicina, pero si de algo le había servido que su padre fuera doctor, era que sabía que no debía dormirse después de haber recibido un golpe en la cabeza.

Entonces estaba contando los minutos que pasaba ahí. Desde que se había despertado, llevaba alrededor de tres horas ahí dentro. Probablemente ya era de día, probablemente los Cullen estuvieran buscándola.

O quizás no. Quizás aún estaban asegurándose de que Bella estuviese a salvo.

─¡Freya! ─el grito conmocionado de Carlisle la hizo perder la cuenta que llevaba. Se incorporó con rapidez, su corazón empezando a latir como loco.

Vió al hombre rubio entrar a la habitación y si la mirada preocupada en sus ojos, completamente aterrados, le decía algo, era el verdadero Carlisle y estaba ahí para rescatarla. La presión empezó a desaparecer de su pecho, pero duró poco, porque justo cuando Carlisle se acercó y ella se inclinó hacia su cuerpo, él empezó a reírse como un completo maniático.

─Deberías haberte visto la cara. Pobrecita ─se burló, sosteniéndose el estómago─. ¿De verdad crees que van a venir a rescatarte? Están demasiado ocupados con esa humana insípida a la que James tanto quiere. Y mientras ellos están protegiendola, te dejan a ti sin protección alguna.

Freya sabía lo que él estaba intentando hacer, pero no dejaría que la pusiera en contra de los Cullen. Ella confiaba en Carlisle y en su padre más que en nadie en éste mundo.

Tampoco tenía a muchas personas más en las que depositar su confianza.

─Únete a mi, Freya. Podríamos estar juntos toda la eternidad y te protegería siempre ─sonrió─. Nunca te dejaría sola como ellos hicieron.

Freya, es hora de que las obras de teatro en las que participaste y las clases de actuación a las que asististe de niña sirvan de algo.

La pelinegra tragó saliva.

𝗴𝘂𝘆𝘀 𝗺𝘆 𝗮𝗴𝗲,     𝖼 . 𝖼𝗎𝗅𝗅𝖾𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora