14. ━━━ prioridades

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Freya podría jurar que Bella estaba tan pálida que parecía muerta

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Freya podría jurar que Bella estaba tan pálida que parecía muerta. De por si era muy pálida, pero aquello estaba en un extremo completamente diferente. Por un momento la pelinegra temió lo peor y ya estaba empezando a hiperventilar, pero afortunadamente no pasó mucho tiempo hasta que la muchacha empezara a toser agua.

Por suerte Jacob había aparecido en el momento adecuado y no había dudado ni un segundo en arrojarse al agua por Bella. Freya conocía al muchacho sólo de vista y nunca supo que se llamaba Jacob, sin embargo fue fácil atar los cabos cuando Kellan lo nombró.

Freya colocó una de las toallas que sus amigos habían traído sobre los hombros de la muchacha que empezaba a volver a la consciencia y Annabeth le sirvió una taza con café cuando fue capaz de sostenerla con sus propias manos.

No conocían a Bella bien en absoluto, sin embargo todos ahí estaban preocupados por la vida de la pobre. Y por la sanidad también. ¿A quien se le ocurría saltar a un acantilado sola, sin nadie que pudiese socorrerla en caso de una emergencia? Aparentemente solo a Bella Swan, pero aquellas no eran las prioridades del momento.

─¿Cómo te sientes? ─preguntó Jacob, Bella suspiró, dándole un sorbo largo al café.

─Estoy bien.

La tensión en podía sentir en el ambiente, Jacob se veía visiblemente preocupado, enojado y frustrado todo al mismo tiempo. Y Freya lo entendía; si cualquiera de sus amigos hiciera lo misma ella se sentiría igual de contrariada.

─Bien. Vamos, te dejaré en tu casa ─murmuró Jacob, rascando la parte posterior de su cabeza─. Gracias.

La última palabra la dijo en dirección a Freya y al resto. La muchacha simplemente asintió, restándole importancia porque su mente estaba dando vueltas a todo menos a lo que estaba sucediendo frente a sus ojos.

Bella se levantó y se fue detrás de Jacob después  de dejar las cosas prestadas y haber agradecido, y ambos se alejaron entre los árboles hasta que fueron completamente imperceptibles.

Inevitablemente el ambiente había sido arruinado y ya nadie parecía querer arrojarse del acantilado. Freya no podía dejar de pensar que quizás la razón de lo que había hecho Bella era Edward... Más bien, su partida. A ella nunca se le pasaría por la cabeza la idea de intentar quitarse la vida por un hombre, pero ella no era Bella ni viceversa.

Dejó escapar un profundo suspiro y envolvió sus propias piernas con sus brazos.

─¿Deberíamos terminar de comer y regresar a casa?

Un coro de síes le siguieron a la sugerencia.





𝗴𝘂𝘆𝘀 𝗺𝘆 𝗮𝗴𝗲,     𝖼 . 𝖼𝗎𝗅𝗅𝖾𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora