𝐠𝐮𝐲𝐬 𝐦𝐲 𝐚𝐠𝐞 ❛ don't know how to treat me ❜
en donde a freya ya no le interesa
salir con idiotas de su edad y en el
instante en el que llega a forks, su
mirada está puesta en carlisle, el
sexy doctor que trabaja con su padre
y además, es...
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( emergencia )
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Un par de días habían pasado desde el caos que había sucedido en la fiesta de Bella. El ambiente en casa de los Cullen era abrumadoramente tenso y constantemente se sentía como si ellos supiesen algo que Freya no sabía. No tenía idea de si era su imaginación, pero cuando ella intentaba tocar el tema, siempre sucedía algo de imprevisto que hacía que se cambiara el rumbo de la conversación.
Y estaba bastante harta de ese ambiente de incomodidad, así que decidió que era un buen momento para regresar a su casa. Casa que últimamente parecía abandonada de lo poco que pasaban ahí, sin embargo, estaba dispuesta a pasar un tiempo a solas y pensar en lo que sucedía con los Cullen.
Era extraño. Ni siquiera estaban yendo a clases, lo que levantaba en Freya sospechas en las que prefería no pensar, porque la ponían ansiosa y hasta algo malhumorada.
Freya sacudió la cabeza mientras pasaba la aspiradora por la alfombra de su habitación. No había estado ahí por un tiempo, sin embargo de todas formas se había llenado de polvo. La pelinegra no entendía como, porque todas las ventanas habían sido cerradas por su padre en vista de que pasaban poco tiempo ahí, pero no había una forma de evitar el fino y molesto polvo que se originaba en cada superficie.
La jornada de limpieza duró la tarde y parte de la noche y para cuando terminó, la casa estaba nuevamente reluciente. Feliz por encontrarse en un ambiente limpio y desinfectado, se duchó, se abrigó y se metió a su cama, encendiendo la pequeña pantalla plana de su habitación y colocando un programa cualquiera para que hiciera ruido en el fondo.
Chateó un rato en el grupo que tenía con sus amigos y sus ocurrencias la ayudaron a despejar su mente parcialmente. Eso, hasta que el contacto de Annabeth brilló en la pantalla, sobresaltandola por el tono de su llamada que estaba tan poco acostumbrada a oír.
