Capítulo 38

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- ¿Sabes algo de Andy?- Preguntó Carina cuando ya habían terminado de comer las dos y esperaban el postre.

- No, le he dejado un par de mensajes y no me ha contestado aun. - Contestó Maya.

Carina sabía que Maya se culpaba por lo que le había sucedido a Sullivan, y aun fue peor cuando Andy se le encaró al finalizar el funeral de ambos bomberos. Ella le recriminó no haber cuidado de su equipo y de la muerte del hombre, Maya sabía perfectamente que esas palabras eran fruto del dolor y de la desesperación de haber perdido a Sullivan pero en ese momento le dolió enormemente escuchar esas palabras de la que es su mejor amiga.

- Tranquila, bambina.- Dijo Carina que cogió sus manos de nuevo.- Estoy segura de que cuando pase el luto se dará cuenta de que lo que dijo fue un error.- Añadió mirándola calmadamente.

- Lo sé, pero me duele que no me haya dejado ayudarla y acompañarla.- Explicó Maya calmadamente mirando a la morena que estaba a su lado.

- Lo entiendo, pero a veces el duelo hay que pasarlo sola.- Añadió.- Ahora tú debes de centrarte en recuperarte y estar bien para cuando vuelvas al trabajo estar al máximo.- Aseguró Carina mirándola fijamente.

- Creo que el viaje me va a venir muy bien para despejar la mente y volver con todas las fuerzas necesarias para las evaluaciones médicas.

El camarero volvió y dejó los dos platos con los postres correspondientes. El camarero se marchó tras colocar los platos en su sitio y las dos mujeres comenzaron a tomarlo con una conversación mucho más calmada y tranquila.

Tras terminar de comer Maya pagó la cuenta y las dos salieron del restaurante dadas de la mano, era una situación inusual para la rubia pero lo disfrutaba. Disfrutaba salir con Carina de la mano.

- ¿Has venido en tu coche?- Preguntó Maya calmadamente mientras que se abrochaba la chaqueta pues había refrescado un poco.

- No, he venido en taxi.- Contestó Carina que hizo lo mismo.

- Entonces te llevo a casa...

- ¿No quieres que alarguemos un poco el paseo?- Preguntó la morena que ahora soltó su mano para pasar su brazo por los hombros de Maya.

- ¿Dónde quieres ir?- Preguntó esta pasando su mano por la cintura de Carina hasta meter su mano en el bolsillo trasero del pantalón vaquero.

- No sé... solo quiero disfrutar de un paseo en calma.- Contestó la morena.

- Esta bien.- Maya entonces giró a la derecha por una calle, quería llegar a un parque que había a pocas calles de allí.

- Sabes...- Dijo Carina tras un par de minutos de silencio cómodo.- Creo que esto es lo que más hecho de menos de Italia... bueno, y a mi abuela.- Añadió después.

- Supongo que allí todo es más tranquilo.- Contestó la rubia mirando al cielo donde no se podía ver nada por la contaminación lumínica.

- Sí, donde yo nací no hay altos edificios, ni carreteras abarrotadas de coches...- Por primera vez Carina estaba hablando de eso, Maya no había querido insistir ni preguntar pues sabía que era muy doloroso para ella recordarlo.- Mi familia tiene una villa, una especie de finca bastante grande donde tenemos un huerto enorme con toda clase de frutas y verduras. Además la casa principal también es bastante grande. Mi abuelo y mi abuela llegaron sin nada a la zona pero poco a poco consiguieron vivir muy bien gracias a la producción de vinos.

- Nunca me lo habías contado...- Dijo Maya calmadamente.-

- Lo sé, es que es algo que no le cuento a mucha gente.- Aseguró Carina en tono tranquilo. - No me gusta pensar en esos momentos pues Italia dejó de ser mi hogar cuando mi madre y mi hermano se fueron de allí. Sé que tengo a mi abuela pero aun así ya no fue lo mismo.- Explicó Carina.- Mi abuela mantuvo la empresa hasta hace unos años, cuando mi padre y sus hermanos empezaron a enfrentarse por la herencia. Entonces ella decidió venderla y así evitar conflictos, ella donó parte del dinero que consiguió y el otro lo guardó para mantenerse lo que le queda de vida.

Sobreviviendo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora