Los días fueron pasando y todo iba de maravilla, Isabella era una mujer amable y cariñosa que había recibido a Maya con los brazos abiertos. Además, en las últimas semanas la había enseñado a cocinar algunos de los platos favoritos de Carina en secreto, pues la rubia quería sorprenderla con una cena romántica en las últimas noches que pasarían en esa bella villa. Además, había conseguido aprender algo de italiano, lo cual le permitía entender partes de las conversaciones que abuela y nieta tenían.
El entierro del padre de Carina se realizó algunos días después de llegar a la villa, por petición de su abuela habían organizado una pequeña misa a la que habían acudido los familiares más cercanos. Todo pasó con calma, aunque hubo algunos que no vieron con demasiados buenos ojos la relación que la doctora tenía con Maya, aunque esta dejo claro desde el primer momento que en su vida privada no se podía meter nadie. Andrea se había marchado unos días después de haberse realizado esa misa, pues este no tenía tantos días de vacaciones como Carina.
Maya se dejo caer en el sofá del salón, había salido a correr esa mañana por la playa, pues a pesar de no estar asistiendo al gimnasio como solía hacerlo no había dejado de ir a hacer deporte pues no podía permitirse perder la forma física, cosa que le estaba resultado sumamente complicado con los deliciosos mangares que estaba degustando desde que había llegado.
- Buen día.- Dijo Isabella sentándose en el sofá de enfrente no sin antes darle una taza de su magnifico café.
- Buenos días.- Contestó Maya sonriéndole, realmente había congeniado y se llevaban genial.
- ¿Qué planes tienes para hoy?.- Preguntó la mujer más mayor calmadamente.
- Nada concreto, Carina quería ir a visitar a unos amigos que han llegado de viaje así que le he dicho que vaya ella y más tarde me reúno con todos. Al final creo que ella necesita espacio para reencontrarse con toda su gente.- Explicó Maya muy calmada.
- Es muy buen plan, pues si quieres nosotras podemos ir al huerto y recoger algunos ingredientes para preparar la cena.- Dijo la mujer sonriendo cariñosamente.
- Claro, me encantaría.- Aseguró Maya que en el fondo estaba sorprendida por lo bien que estaba llevando vivir lejos de la ciudad. Ella que era toda una urbanita sentía que podía estresarse en un lugar tan diferente pero lejos de la realidad. Estaba disfrutando como nunca de esa cotidianidad y esa calma.
- Creo que le haces mucho bien a mi nieta.- Soltó de repente la italiana provocando que Maya casi escupiese su café.
- ¿Por qué dice eso?.- Preguntó pues no entendía ese ataque de sinceridad en ese momento.
- Lo estuve pensando anoche, siempre he deseado lo mejor para mis nietos. He querido que sean felices a toda costa, y por eso los deje ir. Sentía que necesitaban volar para realizarse y ser mejores personas, ahora veo que acerté totalmente. Carina tiene un brillo en los ojos que nunca había visto, está más tranquila y mucho más centrada. Parece que contigo ha encontrado la compañera de viaje que necesitaba y siento que ahora es más feliz de lo que nunca lo ha sido.- Explicó Isabella mirando directamente a Maya.
- Han criado a una mujer extraordinaria, bondadosa, hermosa... nunca tendré calificativos suficientes para ella. Siento que la llevo tatuada en mi piel, cuando estoy con ella me siento en paz y en calma, y solo puedo desear que sea feliz.- Aseguró Maya.
- Son muy bonitas esas palabras...- Dijo la mujer dejando ver su sonrisa más tierna.- ¿Te gustaría tener hijos?.- Preguntó la mujer sin poder evitarlo.- Siento si he sido demasiado entrometida.- Se justificó al ver que Maya se quedaba en silencio.
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Sobreviviendo.
FanfictionMaya Bishop se encuentra en uno de los mejores momentos a nivel profesional pero a nivel personal su vida es un desastre, es cuando conoce a Carina deLuca que todo cambia. Por su parte Carina se encuentra dolida tras una dura ruptura.