En la primera parte hemos visto y conocido a nuestros personajes. Pero aún hay muchas cosas inconclusas, muchos secretos y nuevos problemas a los cuales nuestros protagonistas deberán enfrentarse.
-Siempre fuiste tú... Por eso siempre te seguiría ha...
NARRA CINCO: Luther me tomó de la corbata, me levantó en el aire y me lanzó por las escaleras. Me teletransporté fuera de la casa a esperarlo ahí. Me llamó la atención una piedrita que me lanzaron desde arriba y con la mirada seguí el camino que había recorrido la piedra hasta toparme con la loca que sedujo a mi hermano y lo dejó más loco. Se rió al verme y salió corriendo a lo cual no pude resistir y la seguí. Fue toda una travesía hasta un lugar que no conocía. Entramos a lo que parecía ser un edificio abandonado.
Lila: - Hey!
Cinco: - ¿Qué quieres? - Dije amargo.
Lila: - Divertirme. No dijiste que me matarías si me volvías a ver? Adelante, te reto. - Tan tentadora su oferta y más cuando sonreía como si fuera a ganarme.
Cinco: - Si insistes. - Así fue como comenzamos a pelear y correr por todo el lugar.
Ya no me quedaban dudas de que estuviera entrenada, peleaba tan bien, el movimiento de sus brazos hacían juego con el de sus piernas, como si estuviera esperando este momento desde hace mucho. Lograba golpearme y tirarme de vez en cuando, no me quedé atrás con los golpes. Cada vez me dejaba más confundido, pues estaba en un lugar y al teletransportarme para golpearla en ese lugar ella ya no estaba, como si desapareciera. Sentía que jugaba conmigo y eso me enojaba demasiado, además de que la confusión no me dejaba estar tranquilo. No entendía para nada su jueguito o manipulación.
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No lo entendía hasta que me di cuenta de algo, no solo estaba entrenada, si no que así es como peleaban todos en La Comisión, todos los que eran entrenados por La Encargada. Debí suponerlo desde el principio. De un solo movimiento hice caer a Lila dejando mi pie en su cuello a la vez que ella reía y yo era el psicópata, vaya palabra más errónea para mí.
Cinco: - Ya sal. - Sabía que ella estaba ahí.
La Encargada: - Hola querido. ¿Me extrañaste? - Se pudo a mi lado.
Cinco: - Estaba perfecto sin ti.
La Encargada: - Así que la descubriste.
Cinco: - Pelea igual a todas tus marionetas.
La Encargada: - Que listo. Ahora, si no te molesta dejarla. No quisiera que mataras a mi heredera.
Cinco: - ¿Es tú... Hija? - Dije sorprendido.
La Encargada: - Si, y la única. - Le quité el pie se encima. Ella no haría nada que su mamá no le pidiera.
Ella le pidió a Lila que nos dejara hablar a solas. Estaba seguro que de un trato me iba a hablar, yo necesitaba algo y claro estaba que ella también.
La Encargada: - ¿No crees que si yo estuviera a cargo de La Comisión sería mucho mejor?
Cinco: - No me interesa. Pero no creo que la Junta Directiva piense igual.
La Encargada: - Es ahí donde entras tú.
Sabía a lo que se refería, matar a la junta directiva iba más allá de todo. Eso podría ser muy peligroso y va en contra de lo que creo, jamás quise convertirme en asesino, es tan sucio.
Cinco: - No lo creo. Además nadie sabe sobre ellos. Es imposible.
La Encargada: - No estaría aquí si no supiera dónde y cuando se van a reunir. Solo faltas tú.
Cinco: - ¿ Por qué lo haría?
La Encargada: - Necesitas volver a 2019, tú y tus hermanos. Una vez que se vayan el apocalipsis de aquí se esfuma. - Me sopló en el oído.
Cinco: - ¿Y el de 2019? - Tenía que estar seguro de todo.
La Encargada: - Ese también. Al ser yo la dueña se hace lo que yo diga, si no quiero apocalipsis, no lo hay. - Tenía buenas argumentaciones.
Cinco: - Lo pensaré. - Me moví lejos de ella.
La Encargada: - Soy tu única opción.
Cinco: - No, aún no. - Me fuí de ahí.
En el camino de regreso sentí que me seguían, pensé que sería de nuevo la molesta de Lila pero me llevé una sorpresa al ver a un señor de la tercera edad caminando a mi como si nada. Tomó un sobre y me lo dió. Era una invitación de mi padre a cenar. Dí la vuelta y me dirigí a ese lugar.
NARRA ANA: Me quité los zapatos y así descalza fui por un vaso de agua a la cocina y regresé a sentarme al sillón. Si nadie venía dentro de una hora me tendría que ir yo sola a ver al señor Hargreeves y no quería llegar sola. Creo que lo mejor sería que yo no fuera, no tengo nada que hacer ahí, si no venian no iba. Eliot llegó conmigo y me hizo compañía un rato.
Eliot: - Entonces... ¿Puedes mostrame tus poderes? - Parecía curioso ante ver eso, puesto que había visto todo el show de la tarde.
Ana: - Quisiera. Pero mi cuerpo sigue acostumbrándose a la energía de nuevo. Estuve varios días sin ella y mi cuerpo lo trata de asimilar, si los uso ahora podrían salirse de control. La última vez que se salieron de control exploté un auto. - Se asustó. - Descuida, no los usaré hasta que esté segura.
Eliot: - Bien. ¿Cómo sabrás que es seguro usarlos?
Ana: Voy a dejar de sentirme pesada y cansada, me va a dar mucha hambre estoy segura. Mi cuerpo está haciendo mucho trabajo y quema calorías a ritmos impresionantes.
Cambiamos el tema un par de veces hasta que llegaron Luther, Diego y Vanya. Bueno, al parecer íbamos a tener una cena familiar ésta noche.
Ana: - ¿La recibieron también? - Mostré la invitación.
Diego: - Si, por eso estamos aquí. Iremos.
Luther: - No iremos. Saben cómo es papá, va a hacer que nos peleemos y va a terminar mal.
Diego: - Ya no tenemos 12 años, somos adultos, podemos con esto. ¿Qué dices Vanya?
Vanya: - Quiero conocerlo, se que quizás me hizo muchas cosas malas, pero quiero conocerlo.
Diego: - Perfecto y tú Ana?
Ana: - También quiero conocerlo.
Luther: - ¿Ya te sientes mejor? - Tenía que cuidar mi respuesta, podría usarla como excusa para no ir.
Ana: - Mucho mejor que hace rato definitivamente. Me caería muy bien la cena, le explicaba hace rato a Eliot que mi cuerpo está quemando calorías al extremo por la energía.
Diego: - Bien, iremos.
Vanya y yo chocamos las palmas en victoria y aunque Luther parecía molesto ante la idea no dijo nada más.
***************************************** Ojo con las casualidades
