NARRO YO:
Lila tomó del brazo a Ana, con otra mano sostuvo el maletín y ahí estaban de vuelta en el sótano de La Comisión.Cinco quedó esperando que apareciera de nuevo, como si La Encargada solo le diera un susto, pero no volvieron.
Cinco: - ¿Dónde está? Tráela de vuelta ahora.
La Encargada: - Tranquilo, príncipe encantador. Debes aceptar mi trato.
Diego: - Cinco, es un truco. - Avisó, recordándole a Cinco que esos tratos nunca salían bien.
La Encargada: - Shu Shu.. - Le contestó cállandolo. - La decisión es de él.
Cinco: - ¿Qué quieres?
La Encargada: - A ti. Los demás podrán regresar a 2019 como si nada hubiera ocurrido. Sin apocalipsis. - Cinco pensó.
Cinco: - ¿Qué quieres exactamente de mi? Espera... No. - Se retractó. - Primero tráela de nuevo y acepto.
La Encargada después de pensarlo algunos segundos hizo volver a Lila junto con Ana, quien al menos no parecía peor que antes.
La Encargada: - Aquí está, sana y salva. ¿Aceptas el intercambio?
NARRA ANA:
¿Intercambio? De qué rayos hablaban... No terminé de formularme la pregunta cuando recordé el porque yo seguía viva: manipular a Cinco. Era un tonta por dejarme atrapar por Lila, era mi culpa que Cinco estuviera contra la espada y la pared en lo que sea que fuera el trato.Cinco: - Dime antes lo que quieres de mi.
La Encargada: - Como quieras. Debo ejecutar al asesino de la junta directiva.
Mis ojos se abrieron con sopresa y preocupación, noté como Cinco hizo el mismo gesto pero mejor disimulado. Tenía mucha impotencia, al igual que culpa por todo lo que pasaba. No podía dejar que La Encargada se saliera con la suya.
Cinco: - Eres una víbora asquerosa. - Entrecerró los ojos.
La Encargada: - No más que tú. Tenían que irse y no lo hicieron, ahora pagarás las consecuencias de tu crimen o la que pague será ella. - Me miró.
Hizo una seña con las manos y en menos de un segundo apareció un trabajador detrás de mi, me pateó las piernas detrás de la rodilla haciendo que cayera en el suelo con fuerza, a penas y me pude sostener de no caer de cara, con mis manos atadas no podía tener buen equilibrio. Dejé mi cabeza recargada en la nieve para guardar la calma y sin más, sentí como él tomó mi cabello y jaló de él hacia atrás para ponerme de rodillas. Quise gritar más por el susto que por el dolor pero tampoco pude y el nudo en mi garganta se hizo más grande, conforme más pasaba el tiempo, más dificultades de respirar tenía.
Cinco: - Imbécil no la toques. - Dió un paso al frente listo para golpear el hombre.
El hombre sacó un arma y me apuntó a la cabeza, Cinco retrocedió sin pensarlo dos veces.
La Encargada: - ¿Y bueno? ¿Aceptas o no? - Preguntó impaciente.
Cinco fijó su mirada en mi y movió su cabello. Pero fue diferente a las demás veces, lo había hecho con la otra mano y hacia el otro lado. ¿Él quería decirme algo? Entré en su mente.
"Va a ser muy tonto si no estás escuchando lo que digo". - Se desconcentró un segundo. - "Parpadea tres veces seguidas si estás leyendo mi mente". - Lo hice. - " Lamento todo, perdóname por no haber sabido manejar la situación, quise protegerte, si escuché cuando gritabas mi nombre para que no me fuera". - Se refería a cuando viajó al apocalipsis. - " Desde entonces no dejo de pensar en lo diferente que hubiera sido todo, si solo hubiera voltado a verte. Pero, sabia que no me podría ir si lo hacía. Estuve enamorado de ti como Ocho, y por un tiempo la ví en ti; luego me enamoré de tí como Ana, es a ti a quien veo siempre, es de tu escencia, de tu personalidad, de tu corazón, eres solo tu quien podría enamorarme de esa forma y pase lo que pase siempre te amaré a ti, incluso en la muerte". - Dejó su mente en blanco, mi señal para salir de sus pensamientos.
Rompí en llanto, un llanto que me dolía en el pecho y en la garganta. Me ardía el no poder gritar. Moví mi cabeza frenéticamente a los lados negando para que no lo hiciera. Él volteó su cabeza para ocultar una lágrima. Golpeé con fuerza la nieve en el suelo para llamar su atención y lo logré, seguí moviendo mi cabeza diciendo que no. Ante mi reacción, escuché un "click" detrás de mi, era el hombre que quitó el seguro del arma, listo para disparar por mis movimientos bruscos y no me importó, aunque a Cinco si.
Cinco: - ¡Acepto! ¡Acepto! Basta, déjala en paz. - Gritó.
La Encargada dió otra señal y el hombre puso el seguro de nuevo.
Cinco: - Que se vaya. Deja que Ana se vaya y me iré contigo. - Lila volteó los ojos cansada.
Lila: - Así no es como funciona, tarado. ¿Nos crees tontas?
La Encargada: - Tranquila, querida. Yo lo soluciono. - Le dijo al hombre que se fuera y así fue. - ¿Cómo me aseguras que vendrás conmigo si yo la dejo ir ahora? - Cuestionó a Cinco.
Cinco: - Te doy mi palabra. - La Encargada dudó y negó en desacuerdo. - Caminaré hasta en medio y Ana igual, nos dejarán despedirnos, luego iré hacía ustedes y Ana con Diego. Regresarán a los 6 a casa y lo que siga depende de ustedes.
Lila: - Agh, solo perdemos el tiempo y yo quiero matarlo ya. - Se quejó.
La Encargada: - De acuerdo. - Suspiró.
Diego: - Cinco... - Se acercó a él y lo abrazó. - Gracias hermano.
Cinco: - Prométeme que cuidarás de ella, que todos estarán juntos de nuevo.
Diego: - Te lo prometo. - Hubo otro abrazo con palmadas en la espalda.
Cinco caminó hasta en medio, Lila me ayudó a ponerme de pie, dí un paso y me quedé inmóvil, no podía hacerlo porque no quería llegar a ese momento en dónde seguro diríamos cosas cursis, nos abrazaríamos y por último lo vería irse desvanecido en el espacio y tiempo como hace 16 años. Lo ví frente a mí esperando a que caminara hacia él y pronto mis manos comenzaron a temblar, mi respiración se aceleró, sentí aún más hundido mi pecho, lloré más y más, las lágrimas no cesaban. Los mismo síntomas, ya sabía que era y no podía detenerlo, mi cabello comenzó a pararse y mi cuerpo a sacar algunas chispas. No podía desmayarme, no en ese momento.
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No estoy llorando, tú lo estás... Con permiso.
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The Umbrella Academy *TIME 2 *
FanfictionEn la primera parte hemos visto y conocido a nuestros personajes. Pero aún hay muchas cosas inconclusas, muchos secretos y nuevos problemas a los cuales nuestros protagonistas deberán enfrentarse. -Siempre fuiste tú... Por eso siempre te seguiría ha...