Capítulo 33: Viejo yo

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NARRA CINCO:
La única forma de volver a 2019 era encontrarme, mi yo de 58 años que había llegado a penas a 1963 hace unos minutos para asegurarse de que asesinaran a Kennedy, eso de que pase lo que tiene que pasar. Algunos efectos de dos versiones de la misma persona en la misma línea temporal comenzaban a hacer efecto, la picazón me mataba. Salí por fin del cuarto en el que estaba, me cansé de esperar a que saliera Ana, le pediría explicaciones de todo después, si es que salía de ahí en algún momento. Me fuí a la cocina y bebí varios litros de agua, me puse talco para la comezón mientras Luther se asomaba por el marco de la puerta con el ceño fruncido.

Luther: - ¿Qué haces? Ohhh, ¿Tienes un plan?

Cinco: - Ajá. Es muy complicado, pero si.

Luther: - Cuenta conmigo.

Cinco: - Fantástico, porque necesito un guardián. - Me comencé a estirar.

Luther: - Por?

Cinco: - Me encontraré con mi yo pasado, está aquí y tiene un maletín. - Sonrió como un bebé con una paleta.

Luther: - Eres un genio Cinco.

Cinco: - Lo sé. Solo que hay algunos problemas. Nos entrenan para cuidar los maletines con nuestra vida y si él no pasa por el portal para volver a 2019 como yo la primera vez dejo de existir. ¿Lo entiendes? Desaparezco.

Esa era una de la razones por las cuales no quería hacerlo, era un riesgo muy grande, además no confiaba en mí para aceptar que una versión mayor que yo estuviera en un cuerpo de 13 tratando de evitar un segundo apocalipsis. Me conocía, eso no iba a salir bien.

Luther: - Entiendo, alguna otra cosa que deba saber?

Cinco: - Psicosis paradojal.

Luther: - ¿Qué cosa?

Cinco: - 7 etapas. Negación, comezón, sed extrema, gases excesivos, paranoia aguda, sudor incontrolable y furia asesina. Para eso vas conmigo, para que no me dejes volverme loco. Pero, tanto él como yo lo sufrimos, eso es lo bueno.

Luther: - ¿Qué tiene de bueno?

Cinco: - Si yo pierdo la cabeza, él también.

Tomamos rumbo a la cafetería en la que estaría mi viejo y pasado yo esperando con una taza de café a que fuera la hora de la caravana de Kennedy y así asegurarse de lo que no quería Diego que sucediera.
Nos detuvimos a algunos metros seguros del viejo Cinco, teníamos que saber cómo tomaríamos el maletín que estaba es sus pies.

Luther: - Lo tomamos y corremos. - Lo miré incrédulo. - ¿Qué?

Cinco: - Nos entrenan para cuidar a muerte esos maletines. Antes de acercarnos un centímetro a ese maletín estaremos muertos, lo sé, me conozco. Soy el mejor asesino en el continuo espacio tiempo.

Luther: - ¿Y qué sugieres cerebrito? - Me rasqué la nuca.

Cinco: - Hablar con él.

Aunque Luther no estuviera muy convencido de ese plan fue a hablar con el viejo Cinco primero, para que no se volviera muy loco al verme. Esperé detrás de una pared a qué Luther me diera la señal para salir. Cuando lo hice supe que lo tomaría peor de lo que imaginé. Nos sentamos los tres a tomar algo y platicar sobre el contexto de nuestra llegada, necesitaba una buena explicación lógica para que pudiera darnos el maletín.

Cinco: - ¿Y qué dices? Te doy la fórmula correcta para no regresar con este cuerpo de niño y a cambio me das el maletín. - Le expliqué sudoriento.

Viejo Cinco: - Digo que voy al baño... - Se paró y se fue.

Quedé con la palabra en la boca mientras más sudor me caía por la frente y Luther me secaba con las servilletas de la mesa

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Quedé con la palabra en la boca mientras más sudor me caía por la frente y Luther me secaba con las servilletas de la mesa.

Cinco: - No confío en él.

Luther: - Eres tú.

Cinco: - Lo sé. - Luther se paró para hablar con Cinco y tratar de convencerlo.

Debía pensar bien cada uno de los movimientos que haría en este momento y en colo reuniría a los demás, a Vanya y Ana especialmente. Estaba enojado, pero no podía dejarla, mi mente solo le daba vueltas a ese asunto, a ella, su nombre y su voz eran constantes y me decían a gritos que confiara. Sin embargo me sentía terriblemente mal, más allá de la psicosis paradojal era un malestar mental y sentimental. Incluso se plantó en mi la duda de si la quería por Ocho o si lo hacía por esa chica que conocí en la cafetería, esa chica que no importara que hiciera yo para evitarla, solo volvía en mi corazón como olas de calor que me hacían sonreírle, celarle, cuidarle, besarle... Entonces me dí cuenta de muchas cosas, era lo mismo que sentía con Ocho cuando estábamos pequeños. Ahora todo era diferente, todos éramos diferentes, Ocho carecía de esa chispa que tanto la caracterizaba y aunque su bondad era la misma no parecía tener más de aquella humanidad que no le permitía dañar ni a una hormiga.
Habían pasado muchos años ya, se que yo cambié, me doy cuenta de que todos lo hicimos, las circunstancias y el tiempo nos hicieron madurar y errar de millones de formas diferentes, pero en cada uno podía ver el pasado, ese reflejo, esa manía que me hacían recordar los viejos tiempos, esa escencia, ese pequeño fragmento de adolescentes en busca de libertad y diversión, de cariño por unos a otros.

Luther y el viejo Cinco regresaron y aceptó el trato, simple, fácil y sospechoso. Caminamos hasta donde estaría desfilando Kennedy, pues se tenía que preparar para que La Comisión no se diera cuenta del plan de romper el contrato.

Cinco: - Hay que tomarlo ahora. - Miré al maletín.

Luther: - No no, hay que esperar.

Cinco: - Me quiere asesinar, hay que tomar el maletín ahora.

Luther: - Mira cómo estás, estás demente.

Cinco: - No has visto nada.

Me escabullí para tomar el maletín y el viejo Cinco me vió haciendo que comenzaramos a pelear, así estuvimos varios minutos cansando al otro para matarnos mutuamente, esto ya había llegado a la etapa siete. En un descuido de ambos, Luther tomó el arma del viejo Cinco e hizo que dejáramos de pelear, le dió con el arma en la cabeza al viejo Cinco y aproveché para abrirle el portal a 2019, que se fuera y yo siguiera existiendo.
El viejo Cinco estaba por entrar al portal y dejaron el maletín, cuando un extintor voló hacia nosotros pegándole a Luther, éste bajó el arma y el viejo Cinco tomó el maletín, intenté quitárselo con forcejeos pero era claro que no podía con él, tenía mucha más masa que yo, Luther lo pateó al portal junto con el maletín que quedó echo papilla porque no alcanzó a pasar, solo lo hizo mi viejo yo y lo único que nos podía devolver a 2019 estaba roto.

Luther: - Lo hice! - Gritó victorioso.

Cinco: - Si lo hiciste, inútil. - Le aventé el maletín descompuesto.

The Umbrella Academy *TIME 2 *Donde viven las historias. Descúbrelo ahora