Capítulo 29: Ayuda

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NARRA ANA:
Salimos del departamento y los chicos ya estaban vestidos como si fueran ladrones de bancos, los miré riendo y les destapé la cara.

Ana: - Disimulemos por ahora. - Les sonreí divertida.

Guardaron las cosas en una mochila que tenía María en la que había algunos cuadernos por si nos atrapaban y fingir que era un trabajo escolar el entrevistar a médicos del lugar, todo estaba calculado. No podíamos fallar.
Llegamos y desde el otro lado de la cera revisamos la puerta principal, mucha gente entraba y salía, entonces teníamos que usar la puerta de atrás. Dimos la vuelta y esperamos un poco a qué alguien saliera, detuve la puerta con telequinesis para evitar que se cerrara completamente y con sigilo y las caras cubiertas, entramos.

Ana: - Bien, el cuaderno debe estar en la oficina de los doctores. Recuerden que es uno rojo y lleva las letras "RH". - Susurré.

María: - Entendido.

Ana: - Revisen por allá y yo por acá.

Nos separamos en el pasillo y comenzamos a buscar. Caminé rápido viendo y leyendo los carteles de las puertas, entré por fin a una de las oficinas que tenía un nombre de algún doctor y revisé tanto como pude sin suerte, así pasé por dos más sin encontrar nada. Salí de la oficina y me concentré en cerrar la puerta con cuidado para no hacer ruido. Sentí la presencia de alguien y tome su mano y la doblé.

Andrew: - Soy yo! - Dijo en un Susurro muy desesperado y lo solté.

Ana: - Lo siento. No lo encontré.

María: - Nosotros si. - Me mostró el cuaderno que reconocí y lo guardó en la mochila.

Les di unas palmadas de agradecimiento y les hice una seña para salir. En eso escuchamos algunos pasos y los chicos comenzaron a entrar en pánico. María comenzó a gritar en silencio, traté de no reír porque entonces si nos escucharían. Andrew le tapó la boca con una mano a María y nos movimos lejos de la oficina lentamente, la puerta de salida estaba unos metros más adentro y del otro lado del que nos encontrábamos. Los pasos se hicieron más audibles y quedé en blanco, no sabía que hacer, era como aquella vez cuando descubrí que era adoptada y los guardias subían; no podía permitir que nos vieran, cerré los ojos con fuerza y tomé de las manos a María y Andrew, lo escondí en un armario que tenía candado y abrí con la telequinesis

Ana: - Van a pasar los guardias por aquí, los distraeré y ustedes saldrán. - Susurré y cerré la puerta.

Teniendo el cuidado de volver a cerrarlo sin poner correctamente el candado para que pudieran abrir.  Corrí hacia otro pasillo llamando la atención de algunos enfermeros, cuando supe que me habían visto volví a correr entrando a otros pasillos que no tenían luz, me quedé sentada detrás de un mueble esperando que pasaran de largo y cuando dejé de oír pasos salí con cuidado para ir por el lado contrario a los enfermeros, no había nadie hasta que una puerta se abrió y me coloqué detrás de una pequeña pared. Un doctor salió y entró a otra oficina.

Revisé ambos lados y pasé rápido por las oficinas hasta llegar a la puerta de salida

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Revisé ambos lados y pasé rápido por las oficinas hasta llegar a la puerta de salida. La abrí y caminé como si nada hasta el otro lado de la calle donde empezó todo.

Andrew: - ¿Estás bien?

Ana: - Todo bien. - Le levanté un pulgar. - ¿Y ustedes?

María: - Mejor. Vámonos, hicimos más tiempo del que querías.

Miré mi reloj y habíamos hecho 24 minutos, ya no importaba, lo único que podíamos hacer ahora era apresurarnos al departamento de Andrew y leería en otro momento.

María: - Toma. - Dijo quitándose todo de la cara y dándome el cuaderno, para luego acostarse en la cama.

Ana: - No sé cómo agradecerles por tanto.

Andrew: - Nosotros deberíamos agradecerte a ti por darnos diversión. - María se levantó y me abrazó.

María: - Te vamos a extrañar.

Ana: - Yo a ustedes. - Se despidió de mi y aunque no quería tuvo que irse, tenía algunas cosas que hacer con su mamá.

Me quedé con Andrew unos minutos más agradeciendo y despidiéndome.

Ana: - La cuidas o soy capaz de volver en el tiempo solo para golpearte.

Andrew: - Si te creo. - Ambos reímos y lo abracé.

Cuando estábamos en pleno abrazo escuché un carraspeo y al voltear ví a Cinco sentando en una silla muy enojado. Andrew se asustó pues me soltó de inmediato y se alejó unos pasos de mí, solo miré a Cinco retadora. No había hecho nada malo, no tenía porqué estar enojado; en cambio él tenía que darme muchas explicaciones.

Ana: - ¿Qué haces aquí?

Cinco: - Que curioso, te iba a preguntar lo mismo. - Se levantó de la silla y le rodé muy poco los ojos, solo lo suficiente para que supiera que no estaba contenta y miré a Andrew.

Ana: - Gracias, fue un gusto conocerte. Adiós! - Me sonrió y asintió, no tuve que mirar a Cinco para saber que tenía el ceño fruncido.

Sostuve el cuaderno con fuerza y caminé a la puerta pasando de largo a Cinco, la abrí y comenzó a llamarme pero lo ignoré y seguí caminando hasta llegar afuera. Se teletransportó frente a mí con una ceja levantada, una vena marcada en el cuello y yo solo miré a otro lado.

Cinco: - Estoy hablándote. ¿Qué te sucede?

Ana: - ¿Qué me sucede? - Repetí por fin viéndolo. - Pregúntale a Ocho ya que lo sabe todo.

Cinco: - ¿Qué dices?

Bajé de la cera y volví a caminar en dirección a la casa de Elliot, escuché como Cinco apresuró el paso para alcanzarme y me tomó del brazo.

Cinco: - Ya basta! Deja de huir.

Ana: - No huyo, se hace tarde. - Me solté de su agarre y de nuevo a caminar.

Apareció otra vez frente a mí y me cargó como si fuera un costal de papas, le grité que me soltara y le pegué sin mucha fuerza en la espalda para que me dejara.

Cinco: - Se hace tarde, no? - Apreté los dientes enojada.

Dejé de patalear y golpear, Cinco se teletransportó junto conmigo al callejón dónde todos caímos, ya estaban Luther y Ocho ahí.








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Vaya! Y ese de dónde salió? - Diría Ana.

The Umbrella Academy *TIME 2 *Donde viven las historias. Descúbrelo ahora