Capítulo 27: Herida

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NARRA ANA:
Caminé más de lo que esperaba porque no recordaba bien el camino, le dí  como dos vueltas a la misma cuadra y tuve que preguntarle a un señor la dirección, me explicó unas veces hasta que entendí y conforme caminaba iba recordando cuando María me llevó por primera vez. Estaba ya a unas cuadras cuando me pareció ver a los Suecos, estaba confundida pues solo eran dos y siempre son tres; me quedé viendo unos segundos comprobando que eran ellos. Uno me miró y me reconoció, se acercó rápido a su hermano y supuse que le dijo que era yo, comenzaron a acercarse y corri hacia el otro lado metiéndome a unas pequeñas calles y callejones que obviamente no reconocí.

 Uno me miró y me reconoció, se acercó rápido a su hermano y supuse que le dijo que era yo, comenzaron a acercarse y corri hacia el otro lado metiéndome a unas pequeñas calles y callejones que obviamente no reconocí

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No me importó hasta que estuve segura de que no me habían seguido, entonces me preocupé un poco. Me quedé unos minutos para hacer tiempo y que se rindieran en buscarme, traté de regresar por dónde creía haber corrido, llegué a una pequeña calle cerrada, tenía que volver, me di la vuelta y ví a alguien, no lograba mirar bien, estaba vestido o vestida totalmente de negro y era ropa ancha, tenía un gorro que tapaba su rostro.

Ana: - Si...? - Dije sin más.

Corrió hacia mi rápidamente haciendo que me asustara, dejé las cosas que traía en una orilla y cuando se acercó demasiado lo pateé (o la, no se sabe) en el pecho, sostuvo mi pie con sus manos, empujó hacia arriba y me tiró al suelo, sacó una navaja tratando de apuñalarme y sostuve sus manos con las mías para evitar que lo hiciera, bajé una mano a la navaja y con la otra le dí una pequeña descarga, soltó la navaja y me quedé con ella. A lo mucho solo respiró con dificultad, pero no más. Lo empujé y cayó al suelo, tomé mis cosas y corrí de nuevo, al pasar cerca de la persona tomó mi pie, desesperada levanté una roca con la telequinesis y lo golpeé no muy fuerte, solo logré hacer que me soltara y que diera unos quejidos de dolor. No supe cómo pero salí de los callejones y me encontré en la calle principal por la que venía y llegué a la cafetería.

María en unos segundos me vió y se acercó a paso rápido a saludarme.

María: - Creí que me habías olvidado. - Me abrazó. - ¿Cómo estás?

Ana: - Claro que no, he estado algo ocupada es todo, pero bien y tú?

María: - De maravilla, empecé a salir con Andrew. - Alcé las cejas sorprendida. - Lo sé, pensé que le gustabas tú.

Ana: - Wow! Eso es increíble, María. Entonces él se sentía nervioso contigo y por eso era así. Tiene sentido.

María: - Si, estoy muy feliz. - Le sonreí  y la abracé de nuevo. - Te ves algo cansada, ven siéntate.

Ana: - Tomaré tu palabra, además vengo a entregarte el hermoso vestido y los tacones más increíbles que jamás he tenido. - Le pasé las cosas.

María: - Sabía que te gustaría. Aunque tu novio lo escogió.

Ana: - ¿Cómo dices?

María: - Si! Cuando fue por las cosas me dijo que necesitabas algo elegante, saqué algunos vestidos. Yo te iba a dar uno largo color melón y unos zapatos bajos, pero él quiso llevarte el vestido rosa y los tacones. - Me contó sirviéndome una taza de café. - Como no es él el que los lleva puestos... - Reí un poco.

Ana: - De hecho fueron de mucha ayuda. Cuida esos tacones con tu vida si es necesario.

María: - ¿ Que te pidió matrimonio cuando los traías o qué? - Bajé la mirada al café y le dí un sorbo. - Era solo una broma.

Ana: - Lo sé. Es solo que no es mi novio. - Ella se puso algo incómoda. - No te preocupes. -Cambié el tema. - Si tienes que ir a trabajar no hay problema, te espero eh. Sin prisas.

María: - Ya acabé, estoy esperando a Andrew, dijo que vendría por mí. - le sonreí pícara y se sonrojó.

Estuvimos platicando algunos minutos hasta que Andrew llegó, nos saludamos y felicité por su relación con María.

Ana: - Fue un gusto verlos. Me despido por si me voy en estos días.

María: - Ven con nosotros a comer un helado o algo.

Andrew: - Si Ana, yo las invito. - Fue tierno que me quisieran incluir en su cita, pero no era de mi ser mal tercio. - Podemos ir al parque de aquí cerca.

Ana: - Gracias, pero de verdad debo irme. Tengo unas cosas pendientes para poder viajar de regreso a casa. - Los abracé. - Los quiero.

María: - Adiós Ana. También te queremos.

Regresé con cuidado a casa de Eliot y al entrar ví algo que llamó mucho mi atención, era un escrito color rojo algo peculiar en el suelo  "öga for öga". Pensé un poco en eso pero nada venía a mi mente, estaba segura que era otro lenguaje. Subí las escaleras y ví un bulto en una silla cubierto por una manta, curiosa me acerqué y bajé la manta, me asusté y grité al ver a Eliot sin vida, rápido volví a cubrirlo y una lágrima recorrió mi mejilla.

"Los Suecos". - Pensé.

Ocho: - ¿Ana? ¿Estás bien? - Preguntó al entrar corriendo a la habitación.

La miré y luego volví mi vista al cuerpo de Eliot, ella entendió y se acercó a mí para abrazarme, me quité disimuladamente.

Ana: - Estoy bien, solo me asusté. - Me alejé lo más que pude de Eliot.

Ocho: - Que bueno que llegaste, Cinco se fue a buscarte.

Se va sin decirme nada y ahora me busca, típico.

Ana: - ¿Y los demás?

Ocho: - Fueron a buscar a Allison, Klaus y Vanya. No nos queda mucho tiempo. -

Ana: - Si, solo quedan un par de días para el apocalipsis.

Ocho: - Y para irnos a 2019. Queda menos de una hora para que el maletín que trajo Cinco nos lleve de regreso. Es estupendo lo que hizo por nosotros.

Sentí como si me hubieran apuñalado en el corazón, me sentía traicionada. Estaba segura que encontraríamos otra solución, siempre lo hacíamos e hizo lo único que le pedí que no hiciera, mató a La junta directiva, ahora sabía dónde estuvo toda la mañana.

Ana: - Oh si, cierto, casi lo olvido. ¿Recuerdas cuánto tiempo nos queda exactamente? - Le mentí en la cara, me sentí tan débil ante ella.

Ocho: - Ammm... Una hora y tres minutos, más o menos.

Ana: - Bien. Tengo que salir de nuevo, volveré antes de la hora. - Ví un reloj en la mesa, lo sincronicé y me lo puse.

Ocho: - No creo que sea buena idea. Deberíamos quedarnos, Cinco me dijo que si alguien llegaba no lo dejara ir.

Ana: - Por eso tú te vas a quedar aquí, para que le digas que no tardaré. - Entré a la cocina para tomar agua.

Me serví en un vaso y ví unas bolsas como de compras, al parecer el maravilloso plan por el que me canceló Diego era para acompañar a Ocho a ir de shopping. No lo podía creer. Me acerqué a ver la ropa y Ocho llegó, me paré rápido algo asustada.

Ocho: - Lo siento, solo venía por esas bolsas. ¿Quieres ver lo que compré? - Tomó las bolsas.

Ana: - No, gracias. Me voy.

The Umbrella Academy *TIME 2 *Donde viven las historias. Descúbrelo ahora