CAPÍTULO 1 ( PARTE 4 )

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Como decía Maquiavelo:  ''Todos ven lo que aparentamos, pocos lo que somos''

Violeta empujó la puerta, estaba atrancada y sin querer, esta hizo un fuerte ruido al chocar con la pared. Todos en el aula guardaron silencio esperando la reprimenda del profesor a la joven:

-Lo siento muchísimo, señor. La puerta no abría bien y... - Está muerta de vergüenza.
El profesor no es como ella esperaba a un profesor de filosofía. Es alto, joven, guapo y tiene la piel morena. Él tampoco es de Monteluna, aquí llueve demasiado.
-Tranquila, pasa. - El docente baja la cabeza para echar un vistazo a la lista de alumnos. - ¿Eres Violeta? ¿Violeta Sparks?
-Si, soy yo.
Se oyen risas, exclamaciones y varios ''¡Cómo está la Nueva!'', ''¡La Nueva viene pisando fuerte!'', ''Más competencia'', ''Yo la he visto antes'' y cosas por el estilo.
-Estupendo, Violeta. ¿Tienes el libro de filosofía? - Le sonríe después de decirlo.
-Todavía no. Me dijeron que me pasara por la biblioteca en el segundo descanso. -Dice con la voz entrecortada.
-No hay ningún problema, puedes sentarte aquí delante con Louis.
Se oyen más risas en la clase:
-¡No, profesor!
-¡No le haga eso a la pobre chica!
-¡Se desapuntará de Filosofía!
Violeta miró a un lado, el tal Louis era o parecía ser el empollón de la clase, no era feo, tenía los ojos claros, el pelo desmelenado y grasiento y unas gruesas gafas de pasta negra.
Estupendo, profesor. Gracias. - Se dirigió hacia su pupitre, sacó un bolígrafo de color rosa de Hello Kitty y un par de folios verdes.
La clase prosiguió como si no hubiera pasado nada, pero nadie atendía, solo prestaban atención a Violeta. Las chicas la miraban con envidia y los chicos; algunos con admiración y deseo.
Su compañero no le dirigió la palabra en ningún momento. Solo copiaba apuntes y murmuraba citas en latín y griego.
La clase finalizó.

Violeta comenzó a recoger sus cosas y con las prisas se le cayó el archivador al suelo. Al agacharse a recogerlo su cabeza chocó con otra:
-Lo siento, de verdad, soy super patosa, perdóname. - Dijo con la cara roja mientras se retiraba el pelo de la cara para poder observar mejor a su compañero.
-Tranquila, ha sido culpa mía. - El joven rió. Era un chico guapísimo, tenía el pelo oscuro y rizado, sus ojos claros le brillaban en la cara y era de piel oscura. Su sonrisa resaltaba cada una de sus facciones. -Me llamo H.
-H, tío, date prisa, ¡te estamos esperando! - Uno de los chicos del grupo que estaba en la puerta le llamaba mientras besaba a otra chica en el cuello.
-Si tienes que irte, vete, no pasa nada, yo recogeré esto. - Le dijo Violeta en un susurro, como si fuese un secreto. H le gustaba.
-Tengo una idea mejor, ¿que tal si recogemos esto juntos y te enseño cómo se hacen las cosas por aquí? - Le sonrió y le guiñó un ojo. Eso le resultó familiar.
Violeta volvió a sonreír. No podía evitarlo.
Guardaron todo, H le cogió la mochila, le ofreció su mano y gritó:
-Chavales, voy a enseñar el instituto a mi chica. No nos esperéis.

Veni,vidi,vici (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora