CAPÍTULO 5 ( PARTE 2 )

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Helen parecía preocupada.
Había sacrificado mucho por estar donde estaba ahora, ser un agente doble no es tan fácil como la gente cree.
Había sido la mejor de su generación y todo se fue al traste,
¿por qué? Porque lo dio todo por el más fuerte de los sentimientos, por amor.
Al quedarse embarazada de Max, todo empezó a ser mucho más difícil, tuvo que hacer turnos extra, suplicarle a Ruddiger misiones más peligrosas para aumentar su caché y cobrar más, pedir favores...

Muchos de esos favores la habían llevado a la presente situación, a estar frente a una de las personas más poderosas del mundo, a la cual odiaba, suplicándole de rodillas que se dignara, aunque fuera por caridad a ayudarla.

- Nena, ve al grano. No tengo todo el día, yo no soy una ama de casa cómo tú. - La gritó Agnessa. Su paciencia se agotaba por momentos. - ¡Habla ya! - Gritó.
La lámpara de araña tintineó.
Helena tragó saliva como si fuera a soltar toda la información del tirón. Suspiró.
- Estoy en un lío. Debo muchos favores y no puedo resolverlos yo sola, Agnessa, necesito ayuda. - Volvió a tragar saliva, no sabía si era saliva o lágrimas, pero no quería llorar delante de la Reina.
- Te repito que como no empieces a hablar claro, te juro por tu Dios que Gorila y Sasha te sacarán de esta habitación antes de que puedas decir "pica", Helen, y no será agradable. Te lo juro.
- Está bien. -Exhaló. - Hay un hombre.
Rudigger le dio mi número y lleva llamándome desde hace un par años, me dijo que si no me citaba con él, el mes pasado en Monteluna, lo lamentaría.

A principios de año cogí un ferry para visitar Monteluna y reunirme con él, al parecer, le debo un par de favores a Rudigger y los suyos y llevo años huyendo de él, pero ya no puedo más, antes los niños no preguntaban, sólo nos mudábamos y ya está, pero cuanto más crecen, más preguntas hacen.
La primera parte del trato consistía en mudarme a Monteluna para tenerme vigilada, ellos me pagaron la casa y el viaje, se ocuparon de todo el papeleo.
Después, el mismo hombre me llevó una caja de cartón llena de dinero de todas partes del mundo, un montón de pasaportes falsos, placas de policía, tabletas, móviles y otros artilugios.
Supuse que lo que querían era que robara algo fuera del país con una identidad falsa o algo parecido, no me gustaba pero me llamó la atención, pero lo que más me impactó, fue que en esa caja de cartón no sólo había pasaportes y DNIs con mis distintos nombres, sino que, también había documentos con el tuyo, con el de Antonella y con el de Harakura también.
Ahí fue cuando me asusté.
No se que quieren esta vez, Agnessa, pero no sólo me quieren a mi, quieren a Las Mujeres de la Baraja, nos quieren a todas y mi mandato es reuniros, convenceros o como quieras llamarlo, pero si no consigo reunir a todas las Mujeres, me eliminarán y con eliminar, quiero decir que van a matarme.

Helen tragó saliva por infinita vez y miró a La Reina de Corazones a sus felinos y azules ojos buscando una mísera muestra de compasión, pero no la encontró.
Agnessa sonrió y después habló:
- ¿Me estás diciendo que tú, La Dama de Picas, tiene miedo? ¿Tienes miedo, Helen? ¿Tienes miedo a morir? -Se burló. -No mereces mi ayuda.
Helen se secó la lágrima que mojó su pómulo izquierdo, siempre había sido la más débil del grupo y Agnessa sabía usarlo en su contra.

Veni,vidi,vici (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora