CAPÍTULO 4 ( PARTE 2 )

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- Sí, seguro que podré venir mañana a ayudarle, Señor Robbinson. Estaré encantado.

- Estupendo, Max. Si sigues trabajando así de bien podrás llegar a gerente. - Le dijo el Señor Robbinson a Max riendo mientras le daba palmadas en la espalda. Era un buen hombre, de baja estatura, calvo y muy regordete.

Desde que Max trabajaba en aquel pequeño taller de reparación de coches se había ganado su confianza por completo, le trataba como a su propio hijo.

Le entregó su paga de la semana y aparte sacó unos billetes del bolsillo interior de la chaqueta, los alisó y se los entregó a Max:

- Aquí tienes, hijo. Te lo has ganado, una pequeña paga extra, para que invites a un helado a tu hermana o lo que sea.

- Muchas gracias, señor, no tenía porqué hacerlo, es usted un buen hombre. -Le dijo Max mientras le abrazaba.

Le tenía cariño a aquel pobre viejo cascarrabias.

- ¿Cuántas veces te he dicho que me tutees, Max Sparks? -Le respondió enfadado.

- De acuerdo, Ted, eres un buen hombre.

El Señor Robbinson le sonrió.

- Anda, vete, se hace tarde, ya cierro yo.

Max se cambió de ropa y salió a la calle a buscar su coche.

Sacó su móvil de la riñonera y le escribió un mensaje a Violeta:

<< Enana, donde estás? Me tienes preocupado, mamá no va a llegar a casa hasta muy tarde, te paso a buscar y te invito a comer. Donde tú quieras. Palabra. >>

Al rato su hermana contestaba:

<< Tranquilo, fiera. Estoy en Duende con un amigo. ¿Nos vemos en Paolo's a las 14:30? Te quiero >>

 

Menos mal que estaba bien. Abrió el coche y dejó sus cosas en el maletero.

Cuando se sentó en el asiento del conductor notó algo debajo suyo, pensó que sería otro de los muchos papeles sucios que tenía en le coche, pero no, era un mensaje:

" A partir de ahora vas a hacer todo, todo, todo lo que yo te diga,si no quieres que tu queridísima hermanita pequeña sufra tus errores personalmente.

Créeme, Maximilian, no me gusta tener que haber llegado a este punto.

Lo siento

Fdo: La Reina de Corazones "

P.D.T: No tires este mensaje en ninguna papelera, no lo pierdas ni lo dejes en el coche, hoy mismo, en tu habitación he mandado que te dejen una trituradora de papel.

¿Quién coño era La Reina de Corazones? Desdobló el papel y una carta de la baraja inglesa cayó a sus pies, obviamente era la reina de corazones y por detrás la silueta de un beso marcada con pintalabios rojo pasión. Le parecía irónico, se acercó la carta a la nariz y la olió, efectivamente olía a perfume de rosas rojas.

No podía dejar que a su hermana le ocurriera nada malo.

Max empezaba a sudar, era sudor frío. Sentía rabia, empezó a dar puñetazos al volante del coche y el claxon sonaba con fuerza, la gente que pasaba por la acera le miraba con miedo pensando que estaba loco o borracho o drogado.

Eso no estaba bien, ¿que pasaría si se enteraba su madre? Se moriría de un disgusto.

Intentó tranquilizarse y arrancó, tenía que ir a buscar a Violeta. Podía estar en peligro.


Veni,vidi,vici (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora