- No, tía Myrta, tranquila. Es H, es mi novio.
Myrta Kyteler miraba a H con desconfianza.
- ¿Tú te crees, niña? Pregunto quién es por el telefonillo y me responde: ¡H! ¿Hache? ¡Eso no es un nombre! ¡Es una letra! ¡Seguro que no te ha dicho ni cómo se llama de verdad! ¡Será que esconde algo!
No era cierto, Violeta sí sabía el nombre verdadero de H. La hache solo era un apodo, un mote, un seudónimo.
La hache representaba todo aquello a lo que H tuvo miedo, todas sus debilidades, sus pesadillas de niño... Pero también su fortaleza y su temprana madurez.
La hache era la hache de Hierro.
Las últimas palabras de su padre antes de morir fueron: Ahora te toca ser fuerte, sé fuerte por tu madre y por tu hermana. Ahora vas a ser el hombre de la casa, jovencito. Cuida de ellas como si fueran un tesoro, anteponlas siempre a ti, son tu familia.
Sé fuerte. Sé fuerte como el hierro, Caleb.
Y así fue. Caleb fue fuerte como el hierro.
Su novia le tomó la mano.
- Ven, mi amor. Ven - Dijo Violeta entre carcajadas.- Esta es tía Myrta. La hermanastra de mi padre.
H sonrió a la anciana mujer y saludó educadamente:
- Hola, señorita. Señora, eh... -El joven se puso nervioso.
- Llámame Señorita. Para ti soy Señorita Kyteler, joven. Ten mucho cuidado. Voy a ser tu sombra en todo momento. Más te vale cuidar de mi pequeña flor de alhelí o haré que sufras lentamente.- Dijo pronunciando la última palabra muy despacio.- Ten cuidado, chaval.
La tía Myrta volvió a su cuarto. Los dos jóvenes se quedaron solos en el salón, al desaparecer la mujer se tiraron en el sofá riendo a carcajadas.
- ¡Vaya mujer! ¿De dónde ha salido?- Preguntó quitándose las lágrimas que brotaban por sus ojos a causa de la risa.
Violeta rió también. H se tumbó en el sofá y la chica se metió entre sus piernas poniendo la cabeza en su pecho.
Le encantaba oír el latido desenfadado de su corazón y tamborilear sus dedos en su pecho a su ritmo.
Aspirar el aroma de su cuerpo se había convertido en una de sus aficiones preferidas.
Ese olor fresco, seductor y varonil emputaba sus sentidos cada vez que lo aspiraba.
Las bergamotas y las limas le daban un punto cítrico e irresistible que recordaba al Mediterráneo y la arena.
H llevaba años siendo fiel a esa fragancia, sabía que Violeta la adoraba.
¡Qué bien había hecho comprando ese extravagante frasco de "Veni, vidi, vici"!
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Veni,vidi,vici (EDITANDO)
Teen FictionQuizás creas que esta es una novela cualquiera. Pero te marcará para siempre. Todo va a cambiar en la vida de Violeta, pero no solo en la de Violeta... También en la tuya después de leer esta intrigante, misteriosa y romántica novela. Juveni...