CAPÍTULO 2 ( PARTE 3 )

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-Y por último pero obviamente no menos importante: La Fe. - Alex tapaba a Violeta los ojos con sus cálidas manos. - ¿Hueles algo?

- El mar... Huelo el mar. - Apartó las manos de Alex de sus ojos y miró al horizonte, pero el mar no estaba.

- Es algo inexplicable. Hueles el mar pero está a miles de kilómetros de aquí. Es... Mágico. - Alex aspiraba el olor mientras el viento le daba suavemente en la cara.

Violeta no lo creía. Aquello era increíble. Era un enorme prado de lavandas y lilas en el que podías oler el mar... Pero el mar no estaba.

- Es... - No le salían las palabras de la boca.




Cuando volvieron al pueblo pasaron a tomar un café y un cupcake de nuevo a la tetería:

- Mañana es sábado. ¿Qué te parece si comes en mi casa? - Le preguntó Alex.

- Me encantaría, este es mi número, escríbeme un mensaje y me pasas la dirección.

- Estupendo, pues mañana nos vemos.



Sábado por la mañana.

 Violeta ya tenía la dirección de Alex, vivía cerca del instituto, pero para no tener que usar el transporte público, le rogó a Max que la llevara en coche.

Se levantó muy pronto a causa de los nervios. En casa de Alex estaría H, por eso, preparó con sumo cuidado la ropa para aquella ocasión.

Unos vaqueros blancos de tiro alto, un top negro con un pronunciado escote y un cardigan de diseño étnico con rayas color cereza y azul marino. Se recogió el pelo en una fina trenza, se puso sus botines marrones Ugg, cogió un bolso con flecos de color negro y salió a buscar a Max.

Subieron al coche. Violeta retiró un envoltorio vacío de galletas Oreo que había en el asiento del copiloto.

- Deberías limpiar tu coche- Le dijo riéndose.

- Sí, y tú deberías callarte si no quieres ir en bus. - Le respondió con aire de superioridad.

- ¿He dicho que deberías limpiarlo? Me encanta así, tiene su encanto - Se rió, le cogió la cara con las dos manos aplastándole los mofletes y le besó en la nariz.



Allí vivían Alex y H. Eran unos pequeños pisos en una calle muy transitada cerca del instituto, seguro que la mayoría de los estudiantes vivían por allí.

Llamó a su casa, subió por las escaleras hasta el 3° C izquierda y pulsó el timbre.

Veni,vidi,vici (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora