Agnessa no podía calcular cuantos millones de dólares le darían por todo lo que había en ese almacén de apenas seis metros cuadrados. Cuadros, esculturas, bustos, candelabros, vestimentas, armas, escudos, mapas, cartas geográficas y cientos de libros de todas partes del mundo y épocas en la historia. ¿De dónde había sacado el magnate todo aquello?
- Mira, Agnessa. Ahí, la firma de ese cuadro es P.V, ese es nuestro cuadro. - Dijo la italiana mientras le daba suavemente a su compañera en la espalda, Agnessa se giró.
- ¿Eso? ¿Eso es un cuadro? -Dijo con una mezcla de enfado y desilusión a la vez.
Aquel pequeño rectángulo de 20x30 en el que había dibujado lo que parecía ser una palmera naranja en un fondo negro.
¿De verdad el ingenioso Pinio Vardini había perdido su valioso tiempo en pintar esa cutre palmera naranja? Todo era muy extraño...
- Chicas, os han descubierto, ahora hay tres hombres esperándoos fuera. - Las alertó Helena intentando no parecer nerviosa.
Agnessa guardó el cuadro en un maletín de titanio con rapidez y miró a su compañera con complicidad:
- Helena, ¿van armados? - Preguntó la rusa mientras se recogía el pelo en una cola de caballo. Antonella la imitó.
- No, no van armados, dos son de metro ochenta, más o menos de noventa kilos y el tercero es más pequeño: unos setenta y cinco. - Informó la Dama de Picas.
Agnessa miró a Antonella y susurró acercándose a la puerta:
- Este es el plan: A la de tres voy a abrir la puerta, quédate con el pequeño, me pido a los dos grandes. Hagamos lo que sabemos hacer: Improvisemos. ¿Preparada?
Antonella rió.
- Preparada, Reina de Corazones, yo te cubro.
La rusa respiró hondo.
3,
2,
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Agnessa abrió bruscamente la puerta para pillar desprevenidos a los tres hombres, uno de ellos, el más pequeño esperaba a las dos mujeres más próximo a la puerta, por lo que, la rusa se agachó y dejó que su compañera le diera un puñetazo en la nariz, el chino cayó de rodillas y Agnessa le dio una patada voladora en la cara dejándolo inconsciente en el suelo. Los otros dos hombres la cogieron por los hombros pero pudo zafarse dándole a uno de ellos un codazo en la barbilla y rematando a otro con el maletín en el estómago.
- Rùqīn zhě, Rùqīn zhě.
El hombre que se encontraba en el suelo sangrando por la nariz habló a través de su reloj inteligente de última generación.
- Agnessa, debemos irnos. Acaba de pedir refuerzos.
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Veni,vidi,vici (EDITANDO)
Fiksi RemajaQuizás creas que esta es una novela cualquiera. Pero te marcará para siempre. Todo va a cambiar en la vida de Violeta, pero no solo en la de Violeta... También en la tuya después de leer esta intrigante, misteriosa y romántica novela. Juveni...