No podía dejar de mirar el anillo puesto en su dedo anular. Aun sentía que todo era un sueño y que pronto iba a despertar. Movía su mano delicadamente, admirando el hermoso anillo de oro que Ray había comprado para él. ¡Un anillo de oro! debió haber gastado una millonada.
Se preguntaba si ya había comprado los anillos para la boda. Ahora que lo pensaba, tenían que empezar a organizar todo, de solo pensarlo hacia su corazón estremecerse de emoción. ¡Iba a casarte! aun no entraba en razón sobre eso, se iba a casar con Ray Manchester, el amor de su vida desde los 16 años. No podía esperar para que ese día llegara.
— Oye amor, sé que aún no nos casamos, pero ¿ya puedo llamarte esposo? — Una corriente eléctrica recorrió su cuerpo al mencionar aquello.
— Puedes llamarme como tú quieras — Respondió mientras besaba su hombro derecho, besando los pequeños lunares que tenía en este.
Henry sonrió ampliamente, se movió de donde estaba para subirse al regazo del castaño. Ray soltó una risita, su lindo prometido no tenía respeto por su espacio personal. Se acomodó mejor en la cama, recargando su espalda y cabeza en la almohada. Henry ronroneo ante la vista, empezando a pasar sus manos por todo el torso desnudo.
Después de esa hermosa velada, volvieron a casa para terminar la celebración como se debe. Ahora ambos estaban desnudos en la cama, bajo la tenue luz de la habitación mientras compartían caricias y besos algo somnolientos luego de la placentera hora de sexo que tuvieron. Ellos nunca se conformaban con una sola ronda, siempre iban por dos más, en especial el mayor quien nunca parecía cansarse de Henry.
— ¿Te gustaría que hablemos de la boda? — Murmuro el castaño, acariciando las caderas de Henry por debajo de la fina sábana blanca que los cubría.
— Mmm, ¿qué tienes en mente? — Pregunto distraídamente mientras admiraba con sus manos el perfecto cuerpo de su prometido. A veces le costaba creer que todo eso era suyo.
— Pensé que tendrías alguna idea loca sobre cómo quieres que sea tu boba perfecta — Henry soltó una risita ante eso.
— Es tu boda también amor, recuérdalo — Ray sonrió.
— Lo sé, pero sé que tú has soñado con esto mucho más que yo —Murmuro llevando su mano hacia la mejilla del rubio. Henry tomo su mano y la beso — Entonces, ¿qué tiene en mente señor imaginación? — Ambos rieron ante el apodo.
— Te sorprenderá saber que no tengo nada — Era la verdad, por mucho que soñaba con eso, simplemente se imaginaba a ellos dos en el altar, diciendo sus votos y luego se iban para tener mucho sexo en su luna de miel.
— ¿En serio?, ¿no querrás una boda nudista y por eso no quieres decirme? — Arqueo una ceja. Henry soltó una carcajada al mismo tiempo que un sonrojo empezaba a crecer en sus mejillas.
— No, no, nada eso. Además... — Se acercó hacia su rostro — Solo yo tengo el privilegio de verte desnudo, nadie más puede hacerlo — Murmuro antes de tomar sus finos labios y besarlo, apasionado, con amor. Amaba eso de Ray, era todo músculos pero tenía unos labios tan delgados, delicados y elegantes que siempre lo hacían flaquear cuando lo tocaban.
Al separarse quedaron jadeando en busca de aire.
— Entonces no hay boda nudista, bien — Bromeo un poco. Henry rodo los ojos divertido.
— Creo que primero deberíamos pensar en una fecha, antes de pensar en todo lo demás — Ray asintió.
— ¿Qué fecha te gustaría? — Pregunto acariciando su desordenado y suave cabello.
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Baby on board.
FanfictionHenry Hart, 20 años, estudiante de arquitectura. Todo iba bien con su vida hasta que un día, una gran noticia, pondrá todo de cabeza. Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, todo el crédito a sus respectivos creadores. Yo solo los uso para mi...