Capítulo 47

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— Henry, espero que ya estés listo —Ray entro a la habitación solo para encontrarse a su esposo semi-desnudo sentado en el suelo, junto a un montón de ropa tirada a su alrededor.

Ray dejo escapar un suspiro y lentamente se adentró en el lugar.

—Amor, ¿qué sucede? —Pregunto con suavidad, inclinándose para quedar a su altura.

Henry, quien estaba llorando desconsoladamente, tardo unos minutos en responder.

—L-la r-ropa... n-no tengo que p-ponerme —Balbuceo entre todo el llanto. Ray volvió a suspirar.

—Pero amor, aquí tienes un montón de ropa —Señalo las prendas a su alrededor. Al segundo se retractó de decir eso pues la mirada con furia que le dio Henry, lo hizo estremecer de miedo.

—¡NO ME QUEDAN! ¡ESTOY GORDO COMO UNA BALLENA! —Grito con fuerza al mismo tiempo que las lágrimas bajaban como un río desbordándose.

Ray por su parte, mantenía la calma. Había leído demasiados libros sobre como soportar estas etapas en el embarazo, ya estaba más que preparado para los arranques hormonales de Henry.

—Cariño, estoy seguro que podremos encontrar algo que te quede bien —Hablo en voz baja, intentando mantener un tono suave. Henry negó con su cabeza mientras hipaba con desespero.

—N-no —Logro articular para después levantarse del suelo y caminar hacia el baño, donde termino encerrándose.

Ray se restregó el rostro con sus manos, intentando alejar el leve estrés que comenzaba a formarse, luego se levantó y camino hacia la puerta del baño, por suerte Henry no le había puesto seguro. Abrió la puerta, topándose con Henry ahora completamente desnudo, mirándose en el espejo.

—Amor-

—Mira como estoy, Ray —Lo interrumpió de forma abrupta —¡Estoy horrible! T-tengo estrías y m-mis pezones—No pudo seguir hablando pues el llanto volvió a apoderarse de él.

Ray lentamente se acercó y lo abrazo por detrás, dejando sus manos con delicadeza en su barriga.

—Estas hermoso —Susurro cerca de su oído —Eres perfecto mi amor.

Henry volvió a negar y se cubro el rostro con sus manos. Ray alzo la mirada al cielo, pidiendo ayuda. Después se alejó de Henry, lo tomo por sus hombros y lo movió para que estuviera frente a él.

—Bebé —Llevo sus manos hacia el rostro de su esposo y con cuidado aparto las contrarias, una cascada de lágrimas encontró bajo esos ojos avellana. —Mi vida, no tienes que llorar. Eres lo más precioso del mundo, no importan las estrías ni los kilos de más.

—Y-yo quiero que desaparezcan —Murmuro.

Ray lo entendió, Henry estaba acostumbrado a verse delgado, con una figura esbelta, sin imperfecciones en su piel, eso mantenían su autoestima alta, Ray lo sabía pero ahora que las estrías habían aparecido, Henry ya no se sentía tan hermoso como antes.

—Lo se amor —Coloco ambas manos en su mejilla y con su pulgar acaricio la suave y sonrojada piel. —Pero debes entender que no es algo malo, son parte del embarazo. Y déjame decirte que se ven lindas en ti —Bajo sus manos hacia la curva de la barriga donde pequeñas pero notorias líneas comenzaban a verse en la piel.

—¿S-si? —Henry balbuceo un poco más calmado, bajo su mirada hacia las manos de Ray.

—Sí, yo diría que son sexys —Con la punta de sus dedos empezó a recorrer las líneas.

Henry alzo la mirada para verlo, pero Ray tenía su vista en las estrías, las miraba y acariciaba con mucho amor.

—¿C-crees que seguiré siendo sexy si las estrías no llegan a irse después de que él bebé nazca? —Pregunto con cierto temor.

Baby on board.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora