Capítulo 38

1.1K 67 62
                                    


Luna de Miel - Primera parte.


— ¿¡Iremos a parís!? — Exclamo el rubio mientras veía los dos boletos de avión que Ray le había entregado hace solo unos minutos. — Espera... ¿¡vamos a tener sexo en parís!?

Ray deja escapar una carcajada mientras camina con su equipaje por la recepción.

— ¿Eso es en lo único que piensas? — Pregunto incrédulo, deteniéndose en la entrada, dejando que los encargados se llevaran el equipaje hacia el auto.

— Bueno, es tu culpa por ser tan sexy — Ronroneo un poco mientras recortaba la distancia para dejarle un superficial beso en sus labios. Ray correspondió el beso juntando sus labios.

— Vamos, nos están esperando — Murmuro antes de soltarlo y caminar hacia la salida.

Henry sonrió en grande mientras miraba de vuelta hacia los boletos de avión.

— Bebé, ¡vamos a parís! — Hablo hacia su barriguita con emoción antes de irse corriendo hacia donde el castaño lo esperaba. — ¿No crees que es un poco pretencioso ir en limusina hasta el aeropuerto? — Pregunto el rubio después de entrar en la limusina.

— Somos ricos amor, podemos darnos esos lujos — Dijo mientras se recargaba en el asiento de forma relajada. Henry no pudo evitar sonrojarse al escuchar el comentario.

— Me agrada saber que estas usando el dinero de tu herencia con más frecuencia.

Ray no solía tocar ese dinero, al menos que fuera necesario. Los regalos que le hacia los compraba con su propio dinero, solo gastaba de su herencia cuando tenía que adquirir cosas que estaban fueran de su presupuesto de capitán man, de resto usaba su propio dinero.

— Bueno, ese dinero es mío por derecho y ya no veo a mi padre como satanás, así que... — Se alzó de hombros. Henry dejo escapar una risita.

— Sabia que las cosas con tu padre se iban a arreglar — Dijo con alegría mientras tomaba su mano.

— No fue tan difícil contigo haciendo de Jesucristo arreglando todo con el poder del amor y la amistad — Se rio un poco. Henry rodo los ojos sin embargo mantenía una sonrisa en su rostro.

Ya en el aeropuerto, caminaban de la mano por el gran y amplio pasillo con sus maletas. El lugar estaba repleto de personas, pero no tanta como para ser sofocantes, lo normal en un aeropuerto, mucha gente viajaba constantemente sin importar la hora y el día que fuera.

Aún faltaba una hora para abordar, habían llegado con tiempo de sobra, así que podían caminar por el lugar con tranquilidad.

— ¿Podemos comprar algo? — Pregunto el rubio.

— Si, por supuesto. ¿A dónde quieres ir?.

Henry detuvo su caminar, mirando alrededor hacia las diferentes tiendas.

— ¿Podemos ir allá? — Señalo hacia una tienda de dulces. Ray asintió, continuaron su andar hasta llegar a la tienda.

Esta era colorida y llena de vida, los estantes estaban pintados con diseños de caramelos y chocolates, las paredes estaban pintadas de un rojo pasión y pegadas a ella habían diferentes repisas llenas de más dulces. Henry caminaba por el pasillo, observando todos los dulces que habían, sus ojos estaban brillando de la emoción, no sabía cuál de todos agarrar.

— Agarra todos los que quieras, mi amor — Dijo el castaño como si le hubiera leído la mente. Henry giro su rostro para verlo.

— ¿Seguro? — Los dulces estaban algo caros, aunque por lo general todas las cosas en un aeropuerto resultaban ser bastante caras.

Baby on board.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora