Final.

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Después del cumpleaños de Henry todo transcurrió tan veloz que la pareja no pudo evitar sentirse algo aturdido y los nervios ante el inminente nacimiento del bebé crecían cada día. Pronto llego navidad y año nuevo, Henry paso el mes de diciembre comiendo todo lo que le ponían en la mesa (engordo un poco más debido a eso)

— Mira Ray, ¡soy mi propia mesa! — Exclamo Henry con alegría al dejar su vaso sobre su barriga tan rígida y firme que evitaba que el vaso se deslizara.

Enero llego y con ello las frecuencias de la contracciones se volvieron más fuertes, él bebé estaba preparándose cada día mas para su llegada y los padres también.

— Muy bien, martillea aquí.

Henry tomo el martillo y el clavo, lo coloco en la madera y con suavidad y fuerza martilleo, enterrando el clavo entre la madera y la pared, dejándola ajustada a ella. Sonrió victorioso al ver la repisa de madera puesta, miro a su esposo quien le sonreía con orgullo.

— Lo hiciste excelente — Lo halago, como si colocar una repisa en la pared fuera la cosa más difícil de hacer. Henry dejo escapar una risita al mismo tiempo que se sonrojaba.

— Gracias por dejarme ayudarte con los últimos retoques en la habitación.

— Bueno, no dejabas de molestarme con eso — rodó los ojos, Henry se rió antes de entregarle el martillo. Después se dispuso a colocar en la repisa algunos peluches que su familia le había regalado a su bebé.

—Parece que ya está todo listo — Dijo Ray mientras admiraba la habitación parado en el medio.

— No, aún falta algo — Sin esperar respuesta de su esposo salió de la habitación, Ray se quedó mirando con una ceja levantada por donde se había ido, pensando que otra cosa podía faltar en la habitación de su bebé.

Henry llego a los segundos con el Winnie Pooh que el vicealcalde le había regalado un par de meses atrás. Camino hacia la cuna y dejo al peluche sentado recargándolo en una de las barandas.

— Creí que habías dicho que ese peluche era solamente tuyo — Comento el castaño recordando como Henry se había aferrado al peluche y al tazón de galletas (ahora vacío y removido del oso)

Henry se rió un poco mientras se acercaba a su esposo quien lo rodeo por el hombro, atrayéndolo mas hacia su cuerpo.

— Cambie de opinión, Ryan será un mejor dueño que yo.

Después de que descubriera que podía quitarle el tazón al peluche, lo había lanzado dentro del armario, dejándolo en un rincón, completamente en el olvido. Meses habían pasado hasta que lo volvió a ver, el pobre oso se había llenado de polvo, entonces decidió sacarlo del armario, lavarlo y darle un nuevo hogar: la habitación de su bebé.

Sonrió mirando al peluche, después miro hacia su esposo.

— Estamos listos para ser padres — Anuncio. Ray lo miro con una sonrisa.

— Estamos listos para ser padres — Repitió antes de dejarle un suave beso en sus labios.

Febrero llego más rápido de lo que pensaron, en un parpadeo estaban celebrando San Valentín; no habían hecho mucho, Ray preparo una cena y acondiciono la cueva como si fuera un restaurante, con música romántica de fondo y las luces tenues para darle más elegancia al lugar.

"como en los viejos tiempos" le había dicho Henry, recordando los años anteriores cuando tenían que tener sus citas en la cueva para evitar las miradas indiscretas de las personas.

El tiempo pasaba como un parpadeo y pronto se vio en la recta final de su embarazo.

"¡Vamos Henry, tu puedes!" "¡solo un poco mas!"

Baby on board.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora