Capítulo 32

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Ya estaban a un par de días de la boda del siglo de la pareja y cierto rubio no podía estar más emocionado por eso. No dejaba de alardearle a todo el mundo que iba a casarse, justo como lo estaba haciendo ahora.

— ¿¡Adivinen quien va a casarse!? — Exclamo con alegría mientras bajaba los pequeños escalones que conducían al engranaje. El trío de jóvenes soltó un suspiro en cuanto lo escucharon, de nuevo, alardeando sobre su boda.

— ¿No adivinan? — Pregunto en cuanto sus amigos no le respondieron — ¡Pues yo! Henry Hart o debería decir... Henry Manchester — Soltó un chillido de emoción al mismo tiempo que pegaba pequeños brincos en su lugar. Los jóvenes solo lo miraba expresar su felicidad y es que el rubio estaba con una alegría desde la visita del señor Manchester que nadie podía quitársela.

— Si Henry, ya sabemos que vas a casarte. Todos los días vemos tus historias de Instagram donde muestra solo tu anillo junto con una cuenta regresiva — Dijo Charlotte con cansancio en su voz.

Henry la miro con prepotencia al mismo tiempo que jugaba con el anillo en su dedo. En eso, el castaño hizo presencia al bajar por los tubos. El rubio lo miro con una amplia sonrisa, corriendo hacia él.

— Miren, es mi prometido — Lo rodeo por el cuello, dejando un beso en sus labios — ¿Ustedes tienen un prometido? — Miro por encima de su hombro hacia el sillón — Por supuesto que no, porque no van a casarse, pero yo si — Alardeo para después dejarle más besos al castaño. Los chicos simplemente rodaron los ojos, mientras que Ray solo se reía en medio de los besos.

— Quizás si fingimos que nos duele dejara de molestarnos — Susurro Piper hacia Jasper y Charlotte.

— Si, — Susurro la morena antes de decir en voz alta — Que tristeza es no tener un prometido. Voy a llorar — Fingió que sollozaba. Piper y Jasper se echaron a reír, mientras que Henry les mando una mirada de fastidio que rápidamente quito para volver a atender a su prometido, besándolo por todos lados.

Gimió un poco cuando tuvo que separarse por la falta de aire. Se pegó más al castaño, dejando notar el pequeño bulto que crecía en su entrepierna.

— Ray, quiero sexo — Soltó, sin importarle muy poco que sus amigos estuvieran escuchándolo. El castaño soltó una risita, su prometido siempre tan directo.

— Hen, pero estoy todo sudado por la misión — Venía de hacer su trabajo como capitán man, y estaba todo lleno de sudor con algo de tierra en su cara. Quería darse un baño primero antes de revolcarse en la cama con su futuro esposo.

— No importa, así es más rico — Sin esperar respuesta, se alejó de su prometido, lo tomo de la mano y empezó a caminar hacia el engranaje.

— Henry, pero tenemos que ir a — El fuerte portazo que sonó hizo al de rulos detener sus palabras. Soltó un suspiro hundiéndose en el sillón, ahora tenía que esperar a que el rubio terminara de hacer sus cochinadas con su pareja.

Cuando escucharon los ruidosos gemidos del rubio, supieron que era la señal para irse. El trío de jóvenes se levantó del sillón y casi corriendo, huyeron al elevador para escapar de los ruidos que la pareja soltaba sin vergüenza alguna.

Una hora después, Henry salía del elevador arreglando su ropa y cabello.

— Estoy listo, ¿nos vamos? — Pregunto traspasando el umbral que conectaba a la tienda con el almacén. Los chicos solo rodaron los ojos antes de encaminarse hacia la puerta de la tienda.

— En serio Hen. No creo que sea sano ni seguro que tú y Ray tengan sexo a cada rato — Comento el de rulos luego de entrar al auto.

— Si tuvieras a ese adonis en tu cama todos los días no dirías lo mismo — Soltó con prepotencia, pues solo él era poseedor de ese Dios Griego. Las chicas solo se rieron, Piper negaba con la cabeza de forma divertida mientras que Charlotte rodaba los ojos.

Baby on board.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora