《29》

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La pareja de esposos estaba agotada, ya habían pasado 6 meses desde que los sacaeon de esa posilga en el bosque para trasladarlos a lo más alto de la mafia en Berk.

Y si bien, de alguna manera les dan un mejor trato, la situación es está haciendo perder la cabeza. Ahora, todos días están limpidos, Ragnar tiene una ducha cada 5 días, mientras que Lagertha inistía en lavarse cada vez que termina de satisfacer a un hombre.

Claro que los Grimborn no estaban de acuerdo, pero accedieron para que no tenga una mala conducta con sus clientes.

-Ragnar, ya basta.- le ordenó la rubia con una voz suave, pero a la vez firma a su esposo.

El Hofferson estaba sentado en una equina de su cuarto, con sus rodillas pegadas a su torso y pecho mientras las abría y cerraba rápidamente como un tic nervioso. Tenía su vista hacia la nada, su cabeza estaba baja y sus manos juntas en puños pegados a sus labios.

Parecía un demente. Y podría estarlo.

-Levántate y ven conmigo, por favor.- le pidió ella una vez más, pero él parecía no escucharla.

-Debo protegerte... Y a Astrid...- lo escuchó murmurar muy bajo, que apenas pudo ser audible ante sus oídos.

El ojoazul ya llevaba unos meses así. Tenía varias formas de expresar su dolor y frustración de no sacar a su esposa de aquel lugar.

Algunas veces golpeaba las paredes, habían veces donde se golpeaba a sí mismo, donde gritaba con furia, donde lloraba, veces donde abraza a su esposa y le pedía perdón, veces donde creía hablar con su única hija y veces donde hacía este ipo de cosas como lo está haciendo ahora.

-Amor, se que esto es difícil, tampoco es un paseo para mí.- le dijo ella con ironía, era obvio que ser una esclava sexual, era más que una humillación havia su dignidad humana- Pero debemos ser fuertes y estar lúcidos para lograr nuestro objetivo: volver con Astrid, con nuestra hija.- habló con convicción, pero su esposo no cambió su postura.

Ella suspiró con cansancio y se hechó en la cama, necesitaba descansar, mañana será otro pesado día.

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-¡Astrid!- exclamaron todos sus amigos con alegría mientras iban donde ella para abrazarla.

Era gratificante verla de nuevo en la escuela.

-¿Cómo estás?- le preguntó Heather con una sonrisa en sus labios.

-Bien, gracias.- respondió ella devolviéndole la sonrisa.

-Me alegro de verla de nuevo en la escuela, señorita Jiggins.- la voz del director sobresalió entre el grupo y le abrieron paso.

-Hofferson.- el apellido que la rubia mencionó desconcertó a todos.

-¿Disculpe?- preguntó el director.

-Mi nombre es Astrid Hofferson Lothbrok.- aclaró ella con determinación.

El director miró fugazmente al meyor de los mellizos Haddock, él asintió levemente con la cabeza y entonces sonrió.

-Hofferson...- murmuró el adulto- Ese le queda mucho mejor, señorita.- le guiñó un ojo antes de irse.

Unos segundos después sonó la campana.

-Oh, no. Ya vámonos a clases.- dijo Jack sin mucho ánimo.

-Y no se olviden, que después tenemos castigo con la señora Darboos.- mencionó el Ingerman, los gemelos se miraron con pánico.

-¡A correr!- gritaron ambos antes de salir corriendo, pero Patán e Hiccup fueron más rápidos y los atraparon a tiempo.

《CUIDARÉ DE TI》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora