《11》

1.2K 114 343
                                    

Astrid abrió la puerta de su casa, había un completo silencio, el cual le indicó que Robert aún no había llegado. Soltó un gran suspiro de alivio, su día había sidomás desesperante de lo normal en la escuela.

Se formó todo un escándalo, siendo ella la atención principal; el entrenador le hizo escoger entre 2 cosas que le gustan mucho y su estúpido novio la golpeó por primera vez, aunque no lo crean, era la primera vez que se dejaba golpear por él.

-¿Tormenta?- preguntó algo asustada, pues no habían señales de ella.

Pero se tranquilizó al escuchar sus patitas bajando las escaleras y correr hacia ella.

-¡Hola, nena!- la saludó dándole cariñosas caricias- De seguro pensaste que era ese hombre malo y por eso no saliste.- dijo sin dejar de acariciarla, haciendo una voz más gruesa, pero a la vez era divertida para no asustar a su mejor amiga- ¿Comiste? ¿Sí?- seguía haciéndole mimos.

Después de unos segundos así, ella dejó a Tormenta tranquila y fue a ver si había algo para comer, su estómago le exigía comida desde hace horas.

-Un pan. Genial.- se quejó con sarcasmo, no tuvo más que comérselo, el pan estaba duro, pero el hambre es hambre.

Subió las escaleras para entrar a su habitación, pero al estar parada frente a su puerta, no entró. Simplemente se quedó parada, luego giró lentamente su cabeza a 90° para poder ver la puerta de la habitación de Robert. Algo la incitaba a abrir aquella puerta, pero no sabía el por qué, jamás había entrado a su habitación y esa foto que había visto de él con su esposa, la había encontrado en un portafotos escondido detrás de un mueble de la sala.

Decidió hacerle caso a esa extraña fuerza que seguía incitándola, así que pasó lentamente hasta la puerta y de la misma forma la abrió, la habitación era tétrica, estaba a oscuras y apestaba. Entre los aromas logró distinguir el de cigarro, alcohol y droga.

Se tapó la nariz con su mano buena y empezó a caminar analizando la habitación, miraba con insisrencia tratando de encontrar algo, pero ella no sabía qué era lo que buscaba.

Desvió sus ojos a los cajones de su mrsa de noche, de arrodilló y los abrió rápidamente pensando que guardaría algo importantr ahí, pero sólo encontró más de su porquería. Como condones, cajas de cigarrillos, sus drogas; incluso había un juguete sexual que no iba a detallar.

Astrid gruñó con rabia y frustración, decidió que lo mejor era irse de ahí, no se sentía bien y tampoco quería que Robert llegue y la encuentre husmeando en su cuarto.

Así que la rubia se levantó y se dió mediavuelta para irse, pero al dar unos cuantos pasos pisó una tablilla en el piso que rechino. Astrid paró en seco. Bajó su vista hacia sus pies y definió qur la tablilla estaba en desnivel, no estaba pegada al piso.

Se volvió a agachar para sacar esa tablilla del piso, abrió los ojos del asombro al ver una hoja bond doblada en 2, esta estaba intacta. La Hofferson la tomó entrr sus dedos y la abrió, sin perder tiempo empezó a leerla.

Si estás leyendo esto es porque de seguro Robert me mató, supe que pensaba matarme por mi embarazo, en cuanto lo escuché hablar con él por teléfono diciéndole que no quería a este bebé bastardo.

Y sí, si te lo estás preguntando soy Gyda, esposa de Robert. Si estás en esta casa es porque eres su siguirnte víctima, tienes que salir de ahí, a él no le importas. Me tomó 7 años darme cuanta de eso, estaba perdidamente enamorada de él que soportaba sus maltratos y abusos.

La gota que derramó el baso fue mi "inoportuno" embarazo, me pidió que lo aborte, pero me negué, así que como no me podía deshacer de de mi bebé... Él decidió matarte y encubrir su crimen... Si lo conozco bien, debió ocultar mi cuerpo en un lugar cerca a él y de la otra persona que lo ayudó, un lugar que conozca bien y que sea su poseción.

《CUIDARÉ DE TI》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora