Astrid volvió a despertar desnuda en su cama, volteó hacia el lado donde debería estar el hombre que la atormenta desde hace años, pero este no estaba, la rubia soltó un suspiro cansado y decidió meterse a bañar para limpiar todo rastro de ese hombre en su cuerpo.
Pero por más que pasara el jabón por su piel, no podía evitar sentirse sucia y humillada por ese pelinegro asqueroso.
En la ducha pudo observar su mano lastimada, estaba muy roja y con tonos morados alrededor, los bordes de las heridas provocadas por la correa estaban hinchados. Le dolia demasiado. Terminó de bañarse y se colocó una toalla para salir, después buscó su botiquín, el cual ayer iba a usat para tratar su mano antes de que Jiggins apareciera de nuevo. Cuando lo encontró, lo abrió, se hechó cremas, tapó las heridas con gasas y por último; vendó su mano para más seguridad.
Luego se vistió, iba a aprovechar que Robert no estaba para pasear un rato de Tormenta y luego iría a la cabaña secreta que tiene con su novio y amigos para vender su droga. Eda cabaña no estaba muy lejos de su casa, pues también estaba cerca del bosque de Berk para ser más cautelosos, no querían que la policía los encuentren.
-¿Lista para un paseo, Tormentita?- le preguntó a su mascota, pero la Hofferson no veía a Tormenta cpmo una simple mascota, la consideraba su mejor amiga y confidente.
La perra ladró asintiendo y como Astrid no tenía el suficiente dinero aún para una correa, sólo tomo sus llaves y salieron a pasear juntas.
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-¿Ya está todo listo, papá?- le preguntaba Hiccup a su padre, él estaba muy ansioso y desesperado.
-Sí, hijo, calma.- le respondió Estoico- Todas las patrullas y todos los policías ya están en posición, iremos a la dirección que me diste, mientras tú vas con Bocón y visitarás a Chimuelo.- le indicó confundiendo a su hijo.
-¡No! Yo quiero ir con ustedes.- replicó.
-Olvídalo, hijo, no te voy a exponer a una detención policial, aún no.- refutó su padre- Además, este tipo es un psicótapa, debe de tener armas con él, es peligroso.- le dijo preocupado.
El ojiverda sólo bufó resignado.
-Nos vemos, hijo. Y cuando vuelva, Astrid será libre.- se despidió el presidente y polcía para salir e ir a su patrulla.
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Los policías ya estaban afuera de la casa del sujeto conocido como Robert Jiggins, todos estaban con sus armas apuntando hacia la puerta de la casa, algunos estaban arrodillados en una rodilla, mientras que otros se resguardaban detrás de las puertas de sus patrullas.
Estoico estaba frente a la puerta, esperando a que su cerrajero neutralice la cerradura.
-Listo, jefe.- anunció este en un susurro.
Estoico no esperó ni un segundo más y de una patada, abrió la puerta con su arma en mano apuntando hacia el frente.
-¡MANOS ARRIBA, POLICÍA!- gritó entrando a la casa seguido de sus agentes policiales, pero no enconyraron a Robert.
No encontraron a nadie.
Sólo a una Golden Retriever que bajó corriendo del segundo piso ladrando desesperada, parece que le alteró esa repentina invasión.
-Carajo.- maldijo el jefe por lo bajo- ¡Revisen la casa!- les ordenó a todos.
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《CUIDARÉ DE TI》
Fiksi Penggemar《FINALIZADA》 Astrid es huérfana, a sus 12 años fue adoptada y vive con un hombre que la maltrata y abusa de ella, por eso es antisocial y no tiene amigos, se aleja de la gente e intenta que todo el mundo la vea como una persona fría para ocultar su...