K.
– ¡Anders! ¡Detente! – desde fuera se escuchaban las voces gritando.
Corrí hasta llegar al despacho de Hans, donde me encontré a Anders encima suyo golpeándolo, mientras Fjor y Valerio los trataban de separar.
Me lancé al suelo, llorando cuando vi la escena que había provocado, el vestido de negro tenía agarrado al de rojo por el cuello de su suéter y al hacerlo había dejado al descubierto los cardenales que le hice anoche – dios mío –, me sentí más culpable aún, pero… Hans estaba… ¿por qué demonios estás riendo maldito desquiciado?
Sin detenerme a pensarlo más me interpuse entre ellos.
– ¡Anders, para! ¡fue mi culpa! – exclamé.
– ¡No tienes que defender a este…! – respondió con una evidente tensión en la mandíbula mientras su pecho subía y bajaba con rabia, Hans por otro lado me miraba divertido.
– No lo defiendo ¿ok? – murmuré sin mirarlo.
– ¡¿De qué hablas entonces Kiera?! – sentí que su voz había cambiado, se notaba más ¿vulnerable?
– Ayer salí a buscarte y llegué a una habitación… – comencé a relatar mientras las lágrimas volvían a mis ojos – él estaba ahí, estaba oscuro, no llevaba su traje rojo… y yo había bebido… pensé… no, no pensé… no lo dejé decir nada… – balbuceé para finalmente observar a Anders y disculparme con la mirada mientras el llanto no cesaba, él por su parte me veía serio, sentí una ira proveniente de su interior que me había quebrado el alma.
Lentamente se alzó aún mirándome con rabia, pero sin decir palabra alguna para luego girarse y comenzar a andar a paso lento, hasta que – ay no – Hans se levantó del suelo y pronunció:
– Lo ves hermanito, no hay ningún problema…
Como si sus palabras hubieran activado su instinto asesino, Anders se volteó con rapidez y lanzó un puñetazo a la cara de su hermano, pero – como era de esperarse – Hans esta vez lo detuvo, lo miró serio y la atmósfera en el lugar fue más tensa que antes, nadie decía nada, nadie se movía; solo Anders cuando finalmente salió y todos volvimos a respirar.
Comencé a caminar siguiendo sus pasos pero esta vez me detuvo Fjor, tomándome de la muñeca y negó levemente con su rostro para luego decir:
– Necesita espacio, no es bueno que estés cerca en estos momentos.
Miré nuevamente a Hans, el pobre – pobre ni pobre – estaba hecho un desastre, su ropa rasgada, todo despeinado y con algunos moretones, se miró de arriba abajo y comenzó a desnudarse – a quitarse el suéter, Kiera, por dios ¿qué tanto te hizo anoche? – dejando su torso desnudo, y sentí que mi cara se volvía un tomate – no ahora, no ahora – alzó su vista y al verme así de colorada volvió a sonreír con malicia.
– ¿Recordando smuk? – ya empezó.
– Eres… – ¿por qué tiemblas así mujer? habla normal Kiera Allegra, por favor, articula una idea coherente – deberías considerar como objetivo de vida el bajar tu ego – uf menos mal.
– Podría, pero no alcanzo – sonrió de lado mientras echaba a andar.
Miré a Valerio que me observaba con una línea en los labios, mientras Fjor veía a su otro hermano alejarse, yo solo cerré los ojos y desaparecí.
...
– Entonces ¿eso fue todo? – requirió Valerio sentado en el sofá de mi casa mientras veíamos series de Netflix, yo suspiré al terminarle de contar lo que había sucedido.
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TRES ©
Fiksi RemajaCARDINALES #1 El mundo de Kiera y Valerio da un cambio radical cuando descubren que un "príncipe" danés se mudará a su pueblo. ¿será verdad? Llenos de intriga deciden comprobarlo para, sin saberlo, descubrir un peligroso secreto del que no habrá vue...