33 - Deseo (Escenas +18)

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Nota del Autor: este capítulo contiene escenas +18 si no deseas recibir este tipo de contenido te sugiero que avances al capítulo siguiente antes de iniciar esa escena. Hasta entonces te recomiendo leerlo para que no pierda sentido la historia.

El inicio será identificado con este símbolo: ***
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K.

Nadie nos dejó salir aunque lo intentamos, por lo que no quedó de otra que dormir nuevamente ahí, nuevamente en la habitación de Anders y ahora no me imaginaba durmiendo en otro sitio de esta casa que no fuera su cama; entré y mientras yo estaba aún procesando lo que había acabado de suceder, Anders me abrazó con fuerza, apretando mi espalda contra su pecho, mientras su rostro descansaba a un lado del mío, se sintió bien después de tanta tensión tener este momento de calma.

Has estado bien… – dijo soltándome.

¿Eh? – pregunté con el ceño fruncido.

Has tenido tu primera cena con el diablo y has sobrevivido, eso cuenta como una victoria – contestó lanzándose sobre la cama.

¿Por qué se lleva tan mal con Fjor? – no pude aguantarlo.

Siempre han sido así, discuten por todo, digamos que no tienen personalidades afines.

¿Seguro que es solo por eso? – no sabía como hacer que me contara la verdad.

Es todo lo que debes saber por ahora, Kiera – contestó mientras me lanzó una mirada ¿de deseo?

¿Y quién me va a decir lo que debo o no saber? – contesté con una sonrisa similar.

Digamos que es alto, guapo, de pelo negro, ojos azules y te mueres por besarlo – me atrajo hasta terminar envueltos en un beso.

Y lleva tatuado mi nombre en su brazo – añadí separándome levemente de su boca.

Muy importante eso, Morti – me volvió a besar con fuerza.

Esos besos de pronto se convirtieron en caricias, que inicialmente eran inocentes y tiernas, pero a medida que el tiempo pasaba, no tardaron en convertirse en masajes que descubrían el lenguaje oculto en la piel del otro, por su parte, la suavidad y quietud, por mi parte la sensualidad y calor que desprendía su cuerpo.

***

Sus besos eran calientes, jugaba con mis labios mientras yo recorría su espalda con mi mano. Al instante se separó de mi boca y me tomó acomodándome debajo suyo, ahí volvió a besarme, y sentí que había nacido para esto, no había forma de negarle un beso a este chico que no dejaba nada que desear, no cuando mi cuerpo reaccionaba emitiendo descargas eléctricas con cada contacto con su piel.

Él usó su mano tatuada para introducir sus dedos en mi ropa, dejando marcas de deseo con cada roce, yo por otro lado no podía aguantarlo más, tenía que ver ese torso desnudo que tanto me encantaba, y que hoy, finalmente estaba tan cerca de mí, tiré de su suéter y el comprendió.

Cuando quedó erguido sobre la cama, rodeado por mis piernas, y con los pectorales al descubierto, mordí mi labio inferior y comencé a subir lo que restaba de mi blusa; deteniéndome a observar su rostro, esa mirada, tan impropia de él, pero que te hacía sentir en las nubes, esa expresión de ansiedad y ganas era algo sencillamente único.

Quedé expuesta, él también, se acercó con cautela, mientras dejaba pequeños besos por todo mi abdomen, ascendía hasta mi pecho, mi cuello, mi mandíbula, mi rostro; todo de una forma tan sensual que el calor entre nuestros cuerpos se multiplicaba a cada segundo, más cuando mis manos exploraban su torso desnudo, la zona del tatuaje, su abdomen, su todo, duro y firme.

TRES ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora