39 - Lo Siento

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K.

Avanzamos rápidamente mientras ejercía presión sobre su herida, los que nos seguían se habían detenido donde dejamos el cuerpo de Lennart porque Hans lo había lanzado rumbo al bosque, haciéndoles pensar que habíamos escapado en esa dirección, por lo que estábamos a solo una esquina de llegar a nuestro punto de reunión…

Los duques de Reisen, tan puntuales como sus predecesores… – la fasticiosa sonrisa de Frederick nos esperaba.

Hans estaba malherido y yo aunque había apuñalado a Lennart no era una experta asesinando, unido a que el Crimson estaba junto a unos cinco guardias, no había que ser un intelectual para saber que estábamos jodidos…

Fred, aún podemos negociar… – musitó Hans.

Pequeño Hans, ya ese tiempo quedó en el pasado, ahora solo quiero asesinarte, y a tu duquesa claro…

Papá… – murmuró y Frederick lo miró con desconcierto – aún recuerdo cuando era tan idiota como para llamarte así…

Nunca lo pedí, hijo – respondió haciendo énfasis en la última palabra.

Lo sé – pronunció separándose de mí y colocándose ligeramente por delante – pero hubo un tiempo en el que pensé que podíamos ser una familia normal – añadió con una mueca de tristeza – bueno, medianamente normal – su sonrisa no tuvo un atisbo de felicidad – siempre me esforcé por agradarte ¿sabes?

Su padre ladeó la cabeza como si no comprendiera sus palabras.

…el estúpido Hans siempre buscó la aprobación de un padre que nunca tuvo, y es que nadie sabe como es ser el malo de la historia, el odiado, el asesino, el repudiado, ser el demonio de ojos azules; es triste, pero aún así me dediqué a convertirme en eso por ti, para hacerte felíz, dejando de lado mi propia felicidad… y fue tarde cuando lo descubrí, fue tarde cuando me di cuenta que no había vuelta atrás, que ya estaba irremediablemente roto…

Negaba levemente mientras yo solo lo miraba con tristeza, su padre por otro lado soltó una carcajada.

Hansy, nunca fuiste otra cosa que un medio para un fin, si te sirve de consuelo, lo siento por hacer que me quisieras – se encogió de hombros antes de soltar – debí esforzarme por ser más duro contigo, pero es tal y como dijiste, ya no hay vuelta atrás ¿no es así?

Él sonrió nuevamente antes de un largo suspiro.

Tienes razón, no hay vuelta atrás, Frederick Crimson… y voy a disfrutarlo tanto…

Un disparo que no sonó como uno, voló la cabeza de uno de los guardias, todos se alarmaron ante esto buscando la dirección de donde procedía la bala, pero…

...cuando despedace, uno por uno, los dedos que tantas veces pusiste sobre mí…

Dio un paso hacia su padre, a la par que dos disparos derribaron otros guardias.

…cuando arranque la lengua con la que tantas veces me escupiste tanto saliva como tu inmundicia…

Finalmente todos los acompañantes del Crimson yacieron muertos en el suelo, mientras él miraba con horror a su hijo.

…pero dejaré tus ojos en su sitio, para que lo veas todo, para cuando este mundo quede libre de una escoria como tú, veas que quién lo hizo fue el demonio roto que creaste…

De las sombras salieron Anders y Fjor portando armas con silenciadores y se situaron al lado de su hermano, que lentamente y con su brazo lastimado sacó la daga que aún portaba y la apuntó en dirección a su padre.

TRES ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora