40 - Adiós

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K.

Sentí el agua caer sobre mí, sin siquiera notar si era fría o no, no me movía, no tenía fuerzas para nada…

Habían pasado unas horas y ya el sol iluminaba con calma sobre la mansión, y yo permanecí todo el tiempo llorando sobre su cuerpo, hasta que envuelta en llanto me dormí sobre su regazo, lo siguiente que supe fue que Valerio me estaba ayudando a ducharme porque aún era un desastre.

No quise mirarlo, no quise decir nada, sentía que si rompía el contacto visual con mis rodillas todo se volvería a derrumbar.

¿Por qué duele tanto?

Escuché como la ducha finalmente se cerraba y con ella lo hicieron mis ojos.

Lo siento mucho Kiera.

Sabía que lo decía en serio, pero nadie podría sentir esto que oprimía mi pecho, era como si miles de agujas perforaran constantemente mi corazón, y yo solo deseaba que terminaran de hacerlo para poder estar junto a él.

Val me alzó entre sus brazos y me llevó a la habitación, me secó con delicadeza y se encargó de vestirme, pero cuando ya estuve lista, no pude contenerlo más, lo abracé y todo el dolor volvió.

Se fue… Valerio, me dejó y se fue… no sé qué hacer sin él…

Él solo pasaba sus manos por mi cabello mientras lo besaba con calma.

Kiera…

Su voz era suave, pero no era la de él, sus caricias eran cálidas, pero no eran las que necesitaba.

Ya no volveré a escuchar el murmullo de su sonrisa, no volveré a sentir el sabor de sus labios… – mi voz se quebraba a casa instante – ¿qué haré ahora si mi vida se fue con él?

Respiré profundamente reuniendo el aroma de mi amigo antes de decir:

Hoy era su cumpleaños…

Valerio me miró sorprendido, mientras que yo solo suspiré con fuerza.

¿Dónde está?

Él cerró sus ojos negando.

Kiera creo que necesitas descansar…

¡Quiero verlo!

Grité con fuerza e impotencia, hasta que Valerio asintió respirando profundamente.

Salimos de la habitación y al llegar al salón donde la noche anterior habíamos tenido nuestro último baile, una lágrima tatuó su camino sobre mi rostro.

El sitio estaba lleno de gente, personas que no había visto en mi vida.

Han pasado muchas cosas desde anoche, Kiera.

Tragué intentando conservar la calma.

Los Crimson están muertos, todos los que estaban aquí anoche…

Estaba interesada pero no tenía fuerzas para mostrar curiosidad siquiera.

Él – señaló a un hombre entre la multitud – llegó esta mañana con muchos soldados y se encargó de asesinarlos a todos, Fjor me dijo que Hans lo había mandado a llamar…

Cerró sus ojos como arrepintiéndose por haberlo mencionado.

Lo siento…

Solo parpadeé como respuesta.

Al parecer eran muy amigos, pero no pudo llegar antes…

Todo para mi Hans siempre fue tarde.

TRES ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora