K.
- No puedo creer que estemos haciendo esto - dije maldiciendo por dentro.
- Shhh mantente callada que nadie sabe qué tanta seguridad tengan.
- ¿Por qué diablos se te tienen que ocurrir estas cosas? y peor aún ¿por qué la estúpida de Kiera te acompaña a cumplirlas? - sentí como rió cuando me autoinsulté.
- Número uno, porque me amas y no puedes vivir sin mí; número dos, porque eres tan curiosa como yo y número tres, porque nunca has visto un príncipe y estás ansiosa por saber si realmente uno se mudó aquí...
Buen punto, si una cualidad yo tenía - además de impulsiva e impaciente - era mi curiosidad - obviamente - así que cuando cayó la noche siguiendo el plan de Lerio salimos rumbo a la antigua mansión Branier, que hoy al parecer recibía a sus nuevos residentes, los Reisen.
Motivados por la palabra "príncipe" que tanto recalcó Margarita saltamos la verja que protegía el inmenso terreno de esa residencia y nos adentramos en el forraje ¿locura? no que va, ¿mencioné que Valerio estaba loco? está de encierro, y yo también por secundarlo.
- Te juro que si nos descubren iré a tu casa y le diré a tu padre que no soy tu novia - bromée mientras me fijaba con cautela dónde pisaba.
- Como si él pensara esa idiotez todavía.
- ¿Tienes alguna idea de hasta dónde debemos llegar?
- Hasta que veamos al supuesto príncipe.
- Ajá y ¿cómo supones que lo conocerás?
- La corona, mensa.
- ¿Tienes cinco años o qué? ¿piensas que ellos andan con una corona todo el tiempo?
- Algo lo diferenciará, lo sé.
- Te recuerdo que fuiste tú el que mencionó que podía ser un viejo horrendo y te juro que si es un viejo... - se detuvo y choqué con su espalda - auch... - le di un leve golpe - ¿por qué te detienes así?
- Llegamos - anunció con solemnidad - llegamos a la mansión Reisen.
Nunca había entrado a este terreno, o sea que de más está decir que jamás había visto como lucía el edificio más icónico del pueblo, pero su majestuosidad se hacía valer, una enorme edificación de unos cuatro pisos con varios estilos arquitectónicos - obvio no sé diferenciar cuáles, si me preguntas diría que victoriano - de un leve color marfil con algunos detalles dorados y desde el lugar por el que nos habíamos acercado nosotros se divisaba un inmenso laberinto moldeado por jardines, ni en mis sueños esperé ver algo así - eso solo se veía en películas - y aunque la casa era inmensa, se podía observar cada rincón de la misma alumbrado, no había una sola habitación a oscuras - una factura igual de gigante les llegaría jeje - Lerio estaba igual de atónito, pero dejando de lado nuestra perplejidad, le dije:
- ¿Y ahora qué?
- Dios Kiera, no lo sé, esperar supongo - soltó sin mirarme.
- Oh sí, suena muy lógico, esperemos aquí a que el supuesto príncipe salga camino al bosque para que podamos acosarlo.
- Pues sí - respondió con una risilla baja.
- Estás loco o qué, ¿no ves el tamaño de esa casa? Podría pasarse un mes recorriendo cada rincón para conocerla antes de salir al patio.
- Ten fé, hermana Kiera, nuestro príncipe vendrá - dijo poniendo las manos en posición de rezo y cerrando los ojos, no pude evitar reír ante aquello.
Los idiotas pasaron cerca de una hora recostados de un par de árboles mientras miraban con minuciosidad el palacio. A la par que le lanzaba miradas gélidas a Valerio Alberto cada vez que recordaba que por su culpa estaba siendo un banquete para los mosquitos.
- Listo - dije separándome del tronco - ya cumplimos con nuestra guardia vecinal, Valerio, no va a salir, es hora de regresar a casa y si tantas ganas tienes de ver algún príncipe tendremos un maratón de películas de Disney.
- Tienes razón - dijo con pesar, imitándome y cuando comenzamos a caminar le lanzó una nueva mirada a la residencia, como diciéndole adiós con los ojos.
Dimos unos cuatro pasos cuando se escuchó una voz a nuestras espaldas, lo suficientemente lejos como para provenir desde la mansión, pero tan alto que se escuchaba hasta donde nosotros estábamos.
- ¡¿Señor Reisen?! - a intervalos repetían lo mismo - ¡¿Señor Reisen?!
Volvimos sobre nuestras huellas rápidamente para escuchar y ver mejor, y al parecer se trataba de algún empleado o guardaespaldas que estaba llamando al "señor" en cuestión.
- Disculpe - se acercó el empleado a uno de los guardias que custodiaba la puerta que daba al laberinto - ¿ha visto al señor Reisen?
El guardia no respondió, solo señaló el camino hacia el bosque, pero hacia el lado contrario al que Valerio y yo nos encontrábamos, o sea que estaba ahí, tomé el brazo de Val y él me miró con la misma expresión que yo debía tener, ansiedad, rápidamente comenzamos a caminar bordeando el laberinto para llegar al lugar que el guardia había señalado, mientras escuchamos algunas de las cosas que él le decía al empleado.
- ...no... molestarlo... diversión... urgencia... - no entendí mucho pero no me importó.
A los pocos minutos nos encontrábamos en el otro extremo del bosque que rodeaba la mansión, ahí la oscuridad era más evidente, pero aún envuelto en tinieblas se podía divisar algo.
Dando pasos torpes y tomados de las manos Lerio y yo nos acercamos hasta que pudimos ver una silueta de alguien sentado ¿en el suelo? bueno tendría gustos peculiares este príncipe, al notarlo Val me apretó fuertemente del brazo, y en lo que pude ver de su rostro divisé una sonrisa contenida.
A medida que nos acercábamos - sin hacer el más mínimo ruido - la silueta se hacía más clara, pero aún así indescifrable, pues se ubicaba a contra luz, solo se podía notar un leve movimiento de su cabeza - raro - unos pasos más y...
- ¿Señor? - dijo el guardia que anteriormente habíamos visto.
- ¿Sí? - respondió él, nuestro príncipe, con una voz ronca y masculina, nos detuvimos en seco apretando nuestras manos con tanta fuerza que en otro momento hubieran dolido.
- Tiene una llamada urgente, de parte de su padre - la silueta de nuestro príncipe se puso de pie, dejando en claro algunas cosas, era joven, tendría un buen cuerpo y era alto, muy alto; a la par que se alzó, algo cayó a sus pies, pero la penumbra no permitió ver de qué se trataba.
- Bien, podrías hacer algo por mí... - voz moja bragas, por dios, qué voz tan sensual, contuve la respiración y nuevamente apreté la mano de Val obteniendo la misma respuesta.
- Claro, solo dígame - respondió el uniformado.
- Podrías encender tu linterna hacia mi dirección, es que no alcanzo a ver todo el camino... y... - lo veríamos, dios, finalmente veríamos qué tan atractivo sería el rostro capaz de emitir esa voz tan sensual, sin duda matizada con algún otro idioma extranjero.
- Por supuesto - añadió nuevamente el guardaespaldas y en lo que encendía la linterna...
- Pero... ¿podrías no mirar? - ¿eh? este tío tan sensual tiene cada cosas más raras, pensé e imagino que Val y el guardia pensarían igual.
- A la orden.
Finalmente se hizo la luz, y con ella el terror.
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Buenas, Buenassssssss
Mis TRESES hoy tenemos actualización doble, más tarde subo el capítulo 4.Espero que estés disfrutando esta historia, y si es así deja tu VOTO y algún que otro comentario no vendría mal.
Hasta horita.
(◔‿◔)
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TRES ©
Roman pour AdolescentsCARDINALES #1 El mundo de Kiera y Valerio da un cambio radical cuando descubren que un "príncipe" danés se mudará a su pueblo. ¿será verdad? Llenos de intriga deciden comprobarlo para, sin saberlo, descubrir un peligroso secreto del que no habrá vue...