17 - Este Día

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K.

El día siguiente fue un poco difícil, luego de haber escuchado de su propia boca que él había asesinado a Margarita, y te dirás ¿qué hacen ahí todavía? pues la respuesta es aún sigo sin saber toda la verdad, incluso cuando he revisado casi todos los corredores y gran parte de las habitaciones de este lugar, todo parece tan correcto, que hacen que me interese aún más; pero lo más importante ¿qué nos podría pasar que ya no hubieran hecho en caso de desearlo? siendo sinceros ya nos habíamos relacionado tanto que aunque sí sentía algo de miedo cuando recordaba algo, si quisieran hacernos algún tipo de daño ya lo hubieran hecho ¿no?

Trabajar aquí era solo fachada, pasaban los días y la verdad es que no hacía casi nada, y por eso en cuanto tenía tiempo libre subía hacia uno de los balcones que miran al laberinto – sitio que descubrí en mis recorridos – y ahí pasaba las horas, usualmente con Valerio, pero él por lo general sí pasaba más tiempo con Fjor del que yo con Anders, así que casi siempre terminaba sola mirando la calma del horizonte, casi siempre.

Hola, smuk – dijo acercándose.

No estoy de humor hoy – respondí cansada.

Mejor porque yo tampoco – lo miré y me llevé una gran sorpresa, él que siempre mostraba una picardía evidente, hoy lucía decaído y pensativo.

¿Qué tienes? – pregunté interesada.

Situaciones que se escapan de mi alcance, Kiera – dijo en un suspiro recostando sus manos en el borde del balcón, y era como si estuviera viendo a otra persona, tan diferente que me dio ¿pena?

¿Qué sucedió, Hans?

Él dio una sonrisa sin ningún asomo de diversión y se pasó la mano por el rostro, suspirando profundamente para luego mirar al vacío.

Suelo venir aquí cuando necesito distraerme – dijo con voz triste – y hoy es uno de esos días, esos días en los que dejas de sentirte el rey del mundo y recuerdas todo lo malo que te ha pasado, y todo el daño que haces, hoy me siento así, y necesitaba esconderme de todos, especialmente de ti, smuk, pero ya tenemos cierto grado de confianza ¿verdad? – si te refieres a que te vi matando a alguien, sí claro – pero bueno; ya lo solté – se palmeó levemente el rostro – así que olvida esto y vuelve a trabajar maldita holgazana.

Se fue, dejándome tan desconcertada que no fui capaz de comenzar a interiorizar lo que había sucedido, no cuando mi teléfono comenzó a vibrar como loco, una llamada de Anders – obviamente ya habíamos intercambiado números – y contesté:

¿Qué quieres?

¿Dónde demonios estás? uy amanecimos bravos.

En algún rincón de tu casa, dime lo que necesitas y punto.

Te espero en la entrada – dijo y colgó.

Luego de unos minutos llegué al lugar pactado y me dijo:

¿Por qué eres tan lenta?

¿Perdona? hubieras comprado una casa más pequeña ¿qué es lo que quieres?

Toma – habló y me lanzó un casco dándose la vuelta rumbo a una motocicleta oscura de la que no me había percatado, y cuando estuvo montado comentó – ¿esperas una invitación por escrito o qué?

¿Dónde vamos? – prouncié desde mi lugar.

¿Eres mi asistente no? – asentí – entonces sube – cumplí de mala gana.

TRES ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora