AlexandraLa noche anterior había disfrutado bastante de la guerra de comida, al igual que el momento en el que Eros empezó a leerme aquel libro.
Mentiría si dijera que cuando leía libros no había frases que me hacían reflexionar.
La última frase salida de los labios de mí ahora novio era sin duda una de las más bonitas que había podido llegar a escuchar en cuanto a ese libro se refiere.
Porque me hizo pensar y analizarla al momento de haberla oído.
Tenía razón, solo porque una rosa me haya pinchado no significa que todas lo harán.
También me di cuenta de que realmente quería que él me leyera todos aquellos libros.
Era una locura, eso era verdad.
Pero si realmente terminábamos estando toda la vida juntos, habría tiempo de sobra y podría escuchar cada una de las frases de aquellas grandes novelas salidas por su boca.
Aquel día realmente no me quería levantar de aquella cama. No quería irme de su lado.
Pero sabía que debía volver a casa, aún tenia que estudiar.
Sabía que tenía que volver, pero convivir con Eros era lo que realmente deseaba hacer.
Porque siempre que estaba a su lado, solía estar bien.
Él siempre conseguía que yo estuviera de ese modo.
Él seguía plácidamente dormido cuando me desperté, pero no me iría. No antes despedirme de él.
Por lo tanto, me quedé observándole como él había hecho en alguna ocasión.
Quité mi cabeza de la almohada para poder apoyarme en su pecho y así escuchar el latido de su corazón, este era lento y acompasado. Relajante.
De repente, un lado de su cara se curvó en una media sonrisa que dejó a la vista el hoyuelo de esta. Pensé que se había despertado y que sonreía así por haberme pillado mirándole, pero no era así. Estaba soñando con algo que le había hecho sonreír. Seguía profundamente dormido.
Decidí bajar a preparar café e intente hacer tostadas. Se me quemaron un par, pero finalmente conseguí hacer unas cuantas de forma decente. Estaba tan metida en aquella tarea para tratar de no fallar de nuevo, que no noté cuando Eros bajó, ahorrándome el tener que despertarle.
- No me estarás quemando la cocina, ¿no? - preguntó acercándose a mí cuidadosamente como si se temiera lo peor.
- No, como puedes ver no la he quemado, listillo - respondí antes de acercarme para permitir que besara mis labios.
- ¿Y qué hay de eso? - me interrogó mientras señalaba las tostadas que se habían quemado.
- Pequeños fallos técnicos - admití encogiéndome de hombros.Charlamos mientras preparaba mi café y preparaba su zumo de naranja. Él, mientras se dedicó a untar las tostadas con mantequilla.
Realmente me hubiese gustado poder estar así cada mañana. Despertarme a su lado y desayunar juntos.
Inevitablemente también me di cuenta de que quería eso para mi futuro.
Ya sabía que quería un futuro con él pero cada día lo visualizaba más.
Y era realmente lo que deseaba y necesitaba.
- Debo irme para empezar a estudiar - murmuré mientras bebía mi último trago de café.
- ¿Necesitas ayuda? - preguntó con la boca llena de tostada.
- No, tranquilo, cuando termine el examen podemos volver a hacer esto - sugerí.
- ¿Esto? - dijo aún con la boca llena.
- Lo de dormir juntos y desayunar juntos y estar simplemente juntos - mencioné antes de darle un mordisco a su tostada.
- Me encantaría pequeña ladrona - confesó dándole un mordisco a la mía. - Por cierto, aprobé el examen teórico de coche, y al día siguiente de mi cumpleaños haré el práctico. Así podremos ir a otras ciudades, ya sabes, disfrutar del verano juntos.
- Seguro que lo apruebas, cariño, y haremos eso. Disfrutar de nuestro verano juntos. Estoy segura de que lo haremos - afirmé mientras una sonrisa salía de mis labios.
ESTÁS LEYENDO
El amor y sus consecuencias [Consecuencias I]
RomanceY fue cuando lo dijo clavando su pupila azul en la mía. Sonriéndome de manera sincera y haciendo que me diese cuenta de cada uno de mis fuertes sentimientos hacia él. Consiguiendo que cada segundo le amase más. Entonces me di verdadera cuenta de q...