AlexandraEsa madrugada mis ojos se abrieron de forma automática. ¿Sabéis el típico click que suena cuando juntas dos piezas que deben ir juntas?
Pues no sería mentira decir que sentí justo aquello.
Recuerdos, momentos, lágrimas y vacío. Todo aquello de forma automática se instaló en mi pecho. Como un cable enchufándose en un enchufe, valga la redundancia.
Eros dormía de forma tranquila y profunda a mi espalda, su brazo cubría mi cintura, y su cabeza estaba pegada a mi espalda.
Pero necesitaba aire.
En una especie de trance y con suma delicadeza me levanté de la cama para dirigirme a paso rápido al baño porque sabía que no tardaría en derrumbarme.
Cerré la puerta a mi espalda, y no tarde en caer en cuenta de lo que ocurría mientras mis manos me apretaban el pecho.
Aire. Me faltaba el aire.
Mi cuerpo temblaba, hiperventilaba en busca de ese aire el cual no llegaba a mis pulmones.
Y mi mente parecía haberse desplazado hasta otro lugar. Hasta aquel día. Aquellos recuerdos calaron mis huesos de forma profunda, y por consecuente comencé a llorar con más intensidad.
Mis rodillas ante aquello flaquearon. Entonces fue cuando caí al suelo.
Una vez en el suelo, alterada, apreté mis rodillas junto a mi. Cubrí mi rostro. Sollocé. Pero sobretodo supliqué, piedad quizás, o al menos simple aire.
Se me desgarró la garganta cuando aún de ese modo conseguí sollozar para que el dolor se detuviera. Ni siquiera se lo estaba pidiendo a ningún receptor.
No escuchaba nada a mi alrededor, era como si un bucle se estuviera repitiendo en mi cabeza. Repitiéndolo todo una vez tras otra.
Consiguiendo que se me oprimiera el pecho.
Consiguiendo que me doliera el corazón.No escuché ni siquiera el sonido de la puerta al abrirse a mi lado, ni siquiera fui capaz de escuchar sus pasos hasta aquí.
No salí del trance hasta que él no se arrodilló frente a mi.
No hasta que sus ojos por mera desesperación buscaban los míos.
No hasta que su mano acarició mi rostro.- Ya esta, es cariño. Ya esta, no pasa nada ¿vale? Respira, tranquila. Céntrate en respirar - pidió casi suplicando tratando de mantener esa estabilidad que yo necesitaba entonces.
Inhalé y exhalé tal y como él me decía. Pero el aire apenas me llenaba.
- Detenlo por favor - supliqué en un sollozo con el que sentí que algo en mi interior se rompía. - Haz que pare, por favor.
Pedí aquello desesperada, sabiendo que él no podía hacer nada, ni por mucho que quisiese.
- Todo irá bien - aseguró acercándose para besar mis mejillas por encima de las lágrimas.
- No me mientas. No así, Eros. Te lo ruego - solté tan rápido como pude, consiguiendo ver lo que más temía en su mirada.Dolor. Eso fue lo que vi. Le había dolido. Le había dañado.
- Jamás te mentiría. No cuando daría incluso mi vida para borrar tu dolor - susurró ahora él en apenas un suave murmullo.
- Estoy demasiado dañada para que eso merezca la pena. Estoy rota Eros, siempre lo he estado.
- Nunca Alexandra. Tú nunca has estado rota. Tienes daños, heridas y cicatrices, muchas más de las que tú te mereces. Pero no estas rota. Eso nunca. Yo no permitiría que te rompieras del todo. No sin antes haberme roto yo por salvarte a ti de hacerlo.
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El amor y sus consecuencias [Consecuencias I]
RomanceY fue cuando lo dijo clavando su pupila azul en la mía. Sonriéndome de manera sincera y haciendo que me diese cuenta de cada uno de mis fuertes sentimientos hacia él. Consiguiendo que cada segundo le amase más. Entonces me di verdadera cuenta de q...