ErickEstaba situado justo en el medio. Al frente de sus dos tumbas.
Leí en varias ocasiones ambos nombres, como si de algún modo al hacerlo el resultado fuera a cambiar.
Como si de un momento a otro despertase en mi habitación dándome cuenta de que todo había sido una pesadilla.
Pero eso no iba a ocurrir.
Me había dado cuenta tras pellizcarme varias veces cuando estábamos en la iglesia durante la misa.
Mis mejores amigos habían muerto. Y la mayor de las pruebas estaba frente a mi.
Alexandra Black. Eros Anderson.
Amigos. Compañeros. Amantes. Pareja.
Con un final triste. Trágico más bien.
Pero ya no había ningún tipo de remedio. Al final los hechos no dejan de ser eso, hechos. Por mucho que al resto nos disgusten o queramos eliminarlos.
No se puede.
Inhalé profundamente. Debía coger aire y al mismo tiempo tratar de acompasar mi respiración. Debía mantenerme estable o al menos intentarlo.
De algún modo había decidido quedarme allí porque sabía que tenía que hacerlo. Que debía decirles mucho más a ambos pese a desconocer si realmente podrían oírme.
Tampoco sabía como empezar.
¿Qué se supone que tengo que decirle a dos de las personas más importantes de mi vida después de morir?
Y más cuando no había podido evitarlo.
No lo vi venir.
Y pese a eso sabía que no fui un mal amigo. Pero aún así sucedió. Y ya no había nada que pudiese hacer o decir para remediar el error de no haberlo sabido antes.
Cerré mis ojos durante un instante y tragué saliva.
El nudo de mi garganta parecía haberse intensificado a medida que mis pensamientos avanzaban.
Entonces los abrí. Había conseguido apartar las lágrimas que estaban por caer, y por este mismo motivo decidí comenzar.
Quizás lo que estaba por decir no iba a ser lo último. Sabía que realmente no era así.
Volvería. Probablemente muchísimas veces más.
Y en todas ellas diría algo.
- Bueno, supongo que en caso de comenzar una conversación en una situación normal debería saludar, pero dadas las circunstancias, me saltaré el saludo. Supongo que ya no es necesario. Siento tanto no haberte podido ayudar mi querida Alexandra. Y también siento no haberme quedado a tu lado Eros. Tal vez hubiese evitado el accidente de haberme quedado en tu casa, pero pensé que necesitabas tiempo después de perderla a ella - suspiré dirigiendo la mirada hacía la tumba de Alexandra después de haberla mencionado. - Esto va a ser duro. Todo sin vosotros lo será, tanto para mi como para los demás. A estas alturas me gustaría admitiros que siempre fuisteis más importantes de lo que pensabais.
Paré durante unos instantes a notar como una gota de lluvia descendía sobre mi mejilla.
- Pero tampoco he decidido quedarme para deciros cosas tristes. Porque quería admitiros en voz alta lo orgulloso que estoy del progreso que hicisteis a medida que los meses pasaban. Independientemente de la forma en la haya terminado todo. Vuestra relación fue preciosa. Vuestro amor lo fue. Y aunque se que merecíais mucho más tiempo, la vida decidió que os teníais que separar.
ESTÁS LEYENDO
El amor y sus consecuencias [Consecuencias I]
Roman d'amourY fue cuando lo dijo clavando su pupila azul en la mía. Sonriéndome de manera sincera y haciendo que me diese cuenta de cada uno de mis fuertes sentimientos hacia él. Consiguiendo que cada segundo le amase más. Entonces me di verdadera cuenta de q...