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Eros

Era la hora de leer su carta. Siendo honesto algo en mi no podía esperar más para hacerlo.

Con incesante temblor en cada una de mis extremidades, logré alcanzar el sobre aún cerrado.

Lo abrí con delicadeza, temiendo por un instante que se rompiera.

Una vez había abierto el sello el cual la cerraba y había sacado el papel, inhalé de forma profunda.

Desdoblé su contenido y su perfecta caligrafía chocó contra mi corazón. Cayó sobre mí como un balde de agua fría. Helada.

Hice una pausa para poder respirar de nuevo, conté mentalmente hasta diez e inhalé y exhalé en repetidas ocasiones. Trataba de concentrarme lo máximo posible en aquella carta antes de derrumbarme por completo.

Entonces comencé a leer.

" Sé que quizás esto es lo que menos necesitas ahora mismo. Posiblemente mis palabras solo te causen dolor. Pero ya que me he ido tan pronto y por propia voluntad, pensé que debía decirte varias de las cosas que no me dio tiempo a decirte a la cara.

Lo primero de todo, creo que debo de aclararte mi decisión. Lo hice en un momento desesperado. Lo hice porque pensé que sería lo mejor para ambos. Independientemente del resultado.

Me hizo muy feliz la noticia de que pudieras ir a la universidad que más te gustaba. A una tan buena. Pero me asustó la idea de tenerte lejos, porque sentía que quizás no podría soportarlo. Y eso era muy egoísta por mi parte.

Además, pude observar en varias ocasiones como mi dolor te causaba a ti el mismo sentimiento y créeme que con todo lo que siempre te he amado, eso era lo que menos quería hacer.

Siempre que te hice daño, algo en mí me repetía que lo mejor era alejarme.

Tienes todo tu derecho a pensar que soy una cobarde, que pude luchar más. Que nuestra historia podía haber acabado de un modo distinto.

Pero no tienes derecho a culparte a ti, porque sé que lo harás. Porque como yo misma te pude admitir poco antes ni siquiera tú ibas a ser capaz de salvarme.

Eso estuvo siempre en mis manos aunque no lo pensé, y dado mi final creo que no supe manejarlo.

Te he repetido en varias ocasiones que estaba rota y aún a día de hoy no te estaba mintiendo. Aún así, cada momento a tu lado me sentí mucho más completa. Me olvidaba de cada uno de mis pedazos.

Como si realmente siguieran unidos. Como si realmente junto a ti pudiese contra el mundo entero.

Y estando contigo no me importaba enfrentarme a él.

Me fui esperando que tú vivieras. Que quizás en unos años pudieses rehacer completamente tu vida con alguien que te hiciera sentir lo mismo que yo te hice sentir, lógicamente sin contar con el daño proporcionado. No tengo claro si conseguirás lograrlo, solo sé que siempre fue mi deseo.

No me importaba tener que irme para que tú terminases siendo feliz aunque no fuera conmigo.

Sé que quizás esta no sea una carta tan bonita como la que tú me entregaste y sé que posiblemente en estos momentos lágrimas adornen tus bellos ojos, pero aún así no era mi intención hacerte daño. Nunca lo fue.

Llevaba mucho tiempo cargando un peso sobre mis hombros el cual me duplicaba y pese a que por un momento pensé que no acabaría conmigo, realmente cada vez iba haciéndose más grande. Más pesado. Y yo ya no podía con él.

El amor y sus consecuencias [Consecuencias I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora