ErosEl pasar tanto tiempo con ella me causaba una felicidad inmensa.
Y pese a que ya nos conocíamos bastante, poco a poco iba conociendo un poco más de Alexandra.
Aquella joven de pelo castaño y ojos grisáceos se había vuelto el motivo principal de mi felicidad.
Todos mis sentimientos en cuanto a ella se trataba parecían ser más intensos que de costumbre, y es que, no me cansaría de recalcar lo que ella causaba en mi.
Causaba miles de sentimientos con una simple mirada o con una simple palabra, y parecía que aún no se daba cuenta de eso que ella solita provocaba.
Aquella chica no tenia ni idea de lo que me hacía sentir cada vez que la tenía cerca.
Y no había palabras para poder indicárselo con certeza, ni para poder acercarme a una descripción exacta a lo que verdaderamente era.
Para mi, sus ojos destacaban entre los de los demás. Pese a estar rodeados de cientos de personas, sabía que siempre miraría primero a los suyos.
Porque me atraía de una manera casi magnética sin ser opuestos como imanes.
Su presencia acaparaba mi atención, completamente.
En resumen, para mi solo era ella. Y cada vez estaba más seguro de que sería así.
Como si de casualidad se tratara, Alexandra posó los ojos en mi, haciendo parecer que sabía que estaba pensando en ella.
Mantuvo su mirada sobre mí durante segundos antes de terminar el silencio en el que inconscientemente estábamos sumidos.
- ¿Qué te parece ir esta tarde al cine con los chicos? - preguntó mientras entrelazaba mi mano con la suya.
- Me parece perfecto - respondí siendo honesto, ¿quién no querría pasar tiempo con varias de sus personas favoritas?Momentos después Alexandra lo comunicó con el grupo y al poco todos aceptaron la propuesta.
Mis dedos trazaban círculos sobre el delicado y pequeño brazo de Alexandra, y pese a no estar manteniendo ningún tipo de conversación, la observaba.
Por un instante sentí como su ceño se fruncía, gesto que por lo que había notado, hacía bastante de forma inconsciente. Sin darse cuenta.
- ¿En que piensas? - pregunté al no saber descifrar el motivo de su gesto.
- En nada - mintió mientras sus hombros se encogían automáticamente.Supe que mentía, siempre sabía cuando ella lo hacía.
Quizás para otras personas Alexandra podría parecer una gran mentirosa en sentido de que no sabían cuando ella no decía la verdad, pero no para mí. Nunca lo fue.
Y eso era una de las cosas que más me gustaban de lo nuestro, ella era compleja de leer, eso lo sabía, pero varias veces conseguí hacerlo. Saber que mentía gracias a sus gestos era un claro ejemplo de ello.
Aún así no quise insistir, algo dentro de mí me dijo que era mejor así.
No debía forzarla.
La amaba, y se que quizás no supiera todo sobre ella y todo lo que pensaba.
Pero eso en ningún momento me hizo cambiar mis sentimientos.
La amaba. De un modo en el que jamás había amado antes a nadie. Claro está que ninguna fue como ella. Nunca nadie lo fue. Ni nunca nadie lo sería.
Alexandra era de ese tipo de amores que te consumía. No de una mala manera, al menos no entonces. Me consumía, me llenaba y me hacía ser capaz de sentir miles de sentimientos. Aceleraba mi corazón con solo estar presente y me causaba verdaderas mariposas en el estómago.
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El amor y sus consecuencias [Consecuencias I]
RomanceY fue cuando lo dijo clavando su pupila azul en la mía. Sonriéndome de manera sincera y haciendo que me diese cuenta de cada uno de mis fuertes sentimientos hacia él. Consiguiendo que cada segundo le amase más. Entonces me di verdadera cuenta de q...