ErosCreo que nunca antes en la vida había sentido que el dolor de otros fuese capaz de dañarme de ese modo.
Pero verle a ella en ese estado, bueno, había conseguido abrir una grieta a lo largo de mi corazón. A lo largo de su corazón.
Porque era suyo, se lo había entregado completamente meses atrás, aún sin estar saliendo juntos.
Mi corazón le perteneció desde el momento exacto en el que comencé a amarla. Quizás fue porque mi propio corazón sabía exactamente que debía ser así. Que era ella.
Algo en mi interior había resultado herido tras alguna de las palabras salidas de sus labios. Aunque sabía que ella no deseaba herirme, mentiría si os dijera que no lo hizo.
Odiaba verle así. Odiaba no ser capaz de cerrar todas sus heridas. No ser capaz de que de sus ojos no descendiese ni una sola lágrima más.
Creo que estaba acostumbrado a describir nuestro amor con adjetivos bonitos. Bellos. Porque lo era.
Aún así, y teniendo en cuenta las consecuencias negativas de este, he de decir que no todo era completamente perfecto.
Incluso las rosas contenían afiladas y dañinas espinas.
Y nuestro amor fácilmente podía ser comparado con estas flores.
Nuestro amor era como un veneno.
Aún conociendo esto, sabía que en ningún caso posible, por mucho que quisiera o por mucho que me estuviera muriendo, no podría vivir sin este veneno. Sin su veneno.
Era incapaz de vivir sin ella.
Era consciente de que cada vez que afirmaba que todo mejoraría, que todo pasaría, estaba asegurándole algo que desconocía si terminaría ocurriendo. Y fui consciente de que por este mismo motivo, ella dejó de creer en mis palabras.
Me había casi suplicado que no la mintiese acerca de ello. Me sentí un asco ante aquello.
Me sentí así por no poder prometérselo sabiendo que sería verdad.
Quería curarla. Deseaba borrar su pasado. Borrar todo aquello que le había dañado. Todo lo que a día de hoy aún la hería.
Me era inevitable desear aquello, porque se estaba apagando.
Alexandra cada día que pasaba se comenzaba a apagar. Su brillo lo hacía, y con él, su brillante y poderosa esencia.
Es verdad que probablemente para muchos de vosotros el amor no sea algo destinado a doler, pero tampoco hay que vivir en la ignorancia creyendo que el amor nunca duele porque si lo hace no es real, o es malo.
El amor verdadero también es capaz de doler, un amor real y sano también lo es. Lo que duele no es el amor, sino sus consecuencias.
Por ello a mi me dolía verla así. Porque la amaba, y ella no estaba bien.
Cada vez que conseguía que los labios de Alexandra se curvaran en una sonrisa, algo en mi pecho parecía encogerse.
Ella ya había sufrido demasiado. No merecía seguir de aquel modo. No con las consecuencias que esto podía llegar a causar.
Trataba a todas horas de distraerla, bien fuera haciendo algo o con cualquier tipo de tontería.
En ese momento me hallaba leyendo las últimas páginas de Cumbres Borrascosas con ella apoyada en mi regazo.
Una vez acabé de leerlo, Alexandra habló. Había estado escuchando cada una de mis palabras, interesada en la lectura. Al menos de ese modo se mantenía distraída y conseguía estar estable.
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El amor y sus consecuencias [Consecuencias I]
RomanceY fue cuando lo dijo clavando su pupila azul en la mía. Sonriéndome de manera sincera y haciendo que me diese cuenta de cada uno de mis fuertes sentimientos hacia él. Consiguiendo que cada segundo le amase más. Entonces me di verdadera cuenta de q...