Dormir es algo más que dormir

1.4K 79 51
                                    

Octubre, 2018

En ropa interior ambas, cantándose, bailándose, rozándose. Estaban semidesnudas sobre el colchón, y puede que entremedias cayera algún beso y alguna que otra caricia sugerente.

-Eres una cabrona, me estás poniendo malísima -confesó pegada a su cintura.

-Estoy buscando la interpretación -le susurró y se abalanzó como una leona sobre su presa hasta alcanzar sus labios.

Mimi podía afirmar sin exagerar que nunca había conocido a alguien que besara tan bien como Miriam. Era súper pasional, toda ella, intensa... cada vez tenía más ganas de verla totalmente suelta, libre de vergüenza o miedo.

-¿No me abres? -preguntó risueña la gallega separándose de sus labios.

-¿Qué? -y es que se había quedado tan hipnotizada con el beso, y la piel que toqueteaban sus manos, que ni cuenta se había dado de cómo la gallega intentaba profundizarlo. -Coño, perdón, -se disculpó entre risas -me he quedao empaná perdía.

-Pensé que no besaba tan mal para que me cerraran así las puertas, pero se ve que sí -le reclamó ofendida riendo.

Y se reían mucho, cada vez más. Ninguna de las dos solía reírse en momentos así hasta que se los regalaron la una a la otra.

-Besas de puta madre, por eso me puedes besar más, por fa -suplicó poniendo morritos que la gallega no tardó en besar.

Otra vez enzarzadas, ahora sí lengua con lengua, recorriéndose, analizándose, descubriéndose cada vez más... otra vez sobraba ropa.

-Illa, te queda cojonudo esto -dijo alcanzando el broche del sujetador de encaje blanco que llevaba la gallega- pero sin él ya... -se lo desabrochó pasando rápidamente a prestar atención a sus pechos.

Primero uno y luego el otro, con parsimonia, con adoración, rodeó con sus labios el pezón de la menor tirando de él para posar sus manos donde acababa de estar su boca. Volviendo a devorar sus labios ejerció un poco de presión para tumbarla sobre el colchón. Se detuvo sin prisas en su cuello, mientras empezaba a sentir las manos tímidas de la gallega acariciarle la parte baja de la espalda en dirección al culo. Una vez allí, lo apretó con fuerza. Tanta que la granadina soltó una risotada. Le iba a dejar un buen tatuaje.

-Perdón, ¿no lo hice bien? -preguntó apurada.

-¿El qué reina, estrujarme el culo como a un limón? -rio.

-Lo siento.

-¿Por qué? -le preguntó alucinada. -Me encanta, reina. Me ha hecho gracia solo.

-¿Por? -preguntó desconfiada.

Miriam había salido del baño con intenciones claras de llevar la iniciativa, pero es que cada vez se sentía más pequeña, más insegura. Si es que no tenía ni idea de qué hacer. Solo la cagaba.

-Porque eres mu bruta -reconoció sin problema- y eso me pone un huevo -añadió volviendo a lo que estaba.

-¿Por qué te ríes entonces, joder? -le dijo empujándola para que la dejara salir de la cama.

Mimi se quedó alucinadísima por la salida de la menor, y más aún, cuando la gallega comenzó a coger su ropa a las prisas.

-Oye -la llamó. Ni caso. -Miriam, mírame.

Pero la gallega seguía en sus treces mientras buscaba el sujetador descompuesta, tratando de cubrirse como podía.

-Miriam, por favor -le dijo levantándose para ir hasta ella con cuidado. -¿Me puedo acercar?

KILLA / Miriam²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora