Echar de menos

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Septiembre, 2018

Con el paso del tiempo, Miriam había aprendido, que por muy lejos que una esté, siempre vuelve. Ella siempre volvía a su tierra, a su casa, a su familia. Porque Galicia era la mayor parte de su hogar, su infancia, sus mejores recuerdos... Y ahora que un poquito de ella pertenecía a Madrid, era inevitable no echar de menos a sus amigos, a Agoney, a su público, a Mimi... Ahora la gallega tenía que lidiar con la añoranza por partida doble; cuando estaba allí echaba de menos su casa, y aquí extrañaba todo lo nuevo que la capital de había dado. Sin dudas, prefería echar de menos Madrid; pero ya no tenía tan claro si sería capaz de dejar todo algún día para volver. Se acabarían las idas y venidas al estudio, a la discográfica, ya no disfrutaría de esos pequeños placeres de la vida diaria. No más gritos de Magali, no más taxistas bordes, ni quedadas en el piso del mallorquín, no se confesaría hasta la madrugada con Agoney, ni saldría a darlo todo sin importar que alguien la conociera. Tendría que renunciar a tantas cosas, y a Mimi... A Mimi ya no la vería todos los días en el gimnasio, ni desayunarían luego juntas, ni dormiría con ella cuando estuviera sola o hubiera tormenta, no se reirían de cualquier tontería, ni comentarían las series cada cinco minutos, ni tendría que regañarla por poner los zapatos en el sofá, ni quitarle el cigarro de la boca cuando la veía fumar, ni... ¡Cuánto odiaba los vicios de la granadina! Es que no podía entender que no lo dejara, con el daño que podía hacerle en un futuro. También odiaba su falta de implicación en las relaciones, nunca la había visto en serio con ninguna chica, es más, podía ser muy cruel. No era la primera vez que le contaba, entre risas, cómo había cortado con alguno de sus ligues. Miriam odiaba eso de ella, casi tanto, como amaba su espontaneidad, su dulzura, su bondad, su talento, sus bailes, su sonrisa de hoyuelo, esa manera de quedarse empanada por las mañanas, el color que le cogía la nariz cuando salía a la calle con ropa demasiado fresca y no hacía tanto calor. Pero ella es andaluza, claro, y como ella dice, <<por el sur son de sangre caliente, no como los de allí arriba siempre con la cazadora a cuestas>>. Y la gallega fingía picarse para que le hiciera carantoñas y le pusiera caras raras, y se hacían mil fotos que nunca subían porque la gente de twitter tenía mucha imaginación y ya se sabe con esto de ser un personaje público; todo el mundo se siente con el derecho a opinar sin medir cómo. Le encantaba cómo le subía la mala leche a su amiga cuando le contaba algo así, podía estar soltando mil insultos, que en cuanto ella le hablaba se suavizaba de un golpe. Mimi era fantástica, y ¡cómo la echaba de menos!

-Si la conocieras, la estarías llenando de babas -dijo a su perro con una sonrisa que acabó en carcajada cuando de sus auriculares comenzaron a salir los primeros batacazos de "Yo ya no quiero ná".

<<Siempre se hace notar>>.

-Oye, Yaco. Espabila campeón -animaba al pobre animal que no podía avanzar al mismo ritmo que la gallega. -Frenamos, ou que?

Mirando el teléfono comprobó que aún iba bien de tiempo. Esa noche celebraba su cumpleaños con toda su familia y amigos, y de madrugada salía al aeropuerto con Armand, que había llegado esa misma mañana, y su hermano. Aún le quedaban un par de horas libres para arreglarse y volver tranquilamente a casa, podía parar a descansar un ratillo y así se daban un respiro mirando el atardecer.

<<Buah, cómo le gustaría a Mimi ver esto>> pensó mirando el paisaje cubierto por los últimos rayos de sol. <<Se quedaría empanada, seguro>>.

Estaba sonando el último estribillo de la reina de la baraja cuando la canción se interrumpió por la llegada de un mensaje. ¿Quién se había atrevido a interrumpir tremendo temazo?

Pues su propia autora, cuando vio el nombre de Mimi en la notificación, no lo pensó dos veces y abrió el audio que esta acababa de enviarle:

Miriam, que me he acordao esta mañana pero como no sabía si podía o no hablarte, pues mejor te lo digo por aquí y ya está. Yo no soy de rayarme, ya lo sabes, y me apetece desearte un muy buen cumple. Así que muchísimas felicidades, espero que lo celebremos cuando vuelvas. Y bueno, na, que te lo pases muy bien, ¿vale? Chao.

KILLA / Miriam²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora