El penúltimo Palau

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Diciembre, 2018

-¿Qué harás en fin de año? -preguntó la gallega de repente.

-Pues no tengo na pensao todavía -se encogió de hombros.

-¿Pero estás en Madrid?

-Sí, supongo -confirmó la granadina casi dormida por las cosquillitas bruscas que dejaba la gallega en su cara.

Que Miriam era una bruta, no era una novedad. Pero incluso así, con sus caricias intensas, a la granadina le parecía que la tocaba con toda la delicadeza que podía, como si fuera a romperse.

-¿Por qué no vas a casa? -le preguntó extrañada.

Mimi no era para nada de Navidad, pero sí de bajar a su casa siempre que tenía la oportunidad.

-Porque me he venío hace na, reina. Y luego bajo otra vez en enero -explicó.

-Hummm, ya, -murmuró pensativa- yo voy a casa, estuve hace nada, pero quiero estar allí unos días y ya venirme después de reyes porque luego no puedo subir hasta a saber cuándo -dijo rascándose la nariz con la mano que tenía libre.

-¡Qué bien, reina!

-Sí... Pero, ¿tienes planes, quiero decir, con amigos o algo?

-No, -negó despreocupada- porque mi amigos se van y las lolas también, Ricky y Ago también,... así que no sé si saldré por ahí...

-¿Tú sola? -preguntó seria.

-Sií -dijo despreocupada.

-No vas a pasar el fin de año sola -sentenció con firmeza.

-No pasa na, Miriam, no será el primero ni el último -dijo divertida.

-Desde luego que no, porque no lo vas a pasar sola -dijo colocándole el pelo detrás de la oreja.

-Que no pasa na, illa, tú te vas a tu casa y disfrutas de tu familia, que luego con la gira na.

-Yo me quedo aquí contigo y te vienes a mi piso -propuso con seguridad.

-No lo voy a consentir, ya te lo digo -se negó.

-Pues te vienes conmigo, que voy en coche sola.

<<En modo mandona, cualquiera le lleva la contra>>.

-¿A tu casa?

-Claro, a mi casa -respondió con obviedad. - ¿No quieres?

-Sí reina, pero no creo que tú quieras.

-Yo quiero llevarte.

A decir verdad, Mimi ya estaba empezando a ponerse nerviosa, ya conocía la familia de Miriam, pero ir a su casa eran palabras mayores. Siempre que había tenido pareja nunca había conocido a sus suegros, y claro estaba que Miriam no era su pareja, pero no podía evitar tomárselo así. Se acostaba con su hija, es más, quería a su hija. Ojalá conocerlos como suegros, pero era tan imposible, que tenía miedo a ir y querer quedarse allí, sentirse una más de la familia. Si algo tenía Miriam, es que era muy familiar y cercana, si iba con ella la iba a hacer sentir como en casa, no le cabía duda, y no podía acostumbrarse a eso.

-A ver no hay nada de malo en llevar a casa a una amiga -continuó.

Ahí estaba la palabrita.

-Ya... a ver, me hace un montón de ilusión, pero no quiero molestar que son fechas pa estar con la familia y eso... -trató de explicar nerviosa.

-Pues por eso mismo, tú te vienes conmigo y punto.

-Miriam, pe...

-Y punto dije -zanjó. - Y ahora me abrazas que tengo sueño y no me dejas dormir -gruñó volviendo a acomodarse con la granadina.

KILLA / Miriam²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora