Enero, 2019
-Buenas noches- dijo la gallega subiendo al taxi con prisas.
-Hola, ¡coñooo! -dijo risueña. - ¡Joseluuu! Ya es casualidad.
Miriam la miraba con los ojos a punto de salírsele de las órbitas, y más atónita aún se quedó al ver la cara de felicidad del taxista. ¿Pero por qué tenía la manía de conocer a todo el mundo?
-¡¿Lola?! -preguntó asombrado. -Desde luego que es casualidad, ¿hubo suerte o no? -preguntó amable incorporándose a la circulación, que a esas horas de la noche daba un respiro.
La granadina le hizo un gesto cómplice ladeando la cabeza hacia la gallega a través del espejo retrovisor.
-¡Bueno, bueno! Estamos de celebración, entonces. ¿A dónde, señoritas?
-Donde tú quieras, jefe -soltó con desparpajo.
-¡Miriam! A la calle Augusto Figueroa, por favor -respondió seria la gallega abrochándole el cinturón a Mimi como si fuera una niña pequeña.
-Claro que sí. ¿Cómo está el perrito? La primera noche sin la madre siempre es durilla-preguntó el hombre, que con la cantidad de gente que montaba a diario en el coche no conseguía recordar todos los detalles de la noche que se encontró con la granadina.
El gesto de confusión de Miriam desató la carcajada de la granadina. Miriam, ajena al cachondeo que se traía Mimi, se recostó en su asiento rodando los ojos. Otro gilipollas, para variar.
-¿Puede hacer el favor de mirar a la carretera? -espetó seca.
-Ah, sí, claro, disculpe -se disculpó cortado el hombre.
-¡Qué arisca eres, coño! Está mu bien, Joselu, pero era una gata -dijo sintiendo la mirada desconcertada de Miriam posada sobre sus hombros. -Tú a esta ni caso, que es mu saboría. Este es el hombre que me llevó a tu casa cuando te llevé a Lola, me esperó en tos laos y ni siquiera me cobró, así que dale las gracias a su majestad Don Jose Luis -le ordenó envalentonada por el poder que le concedía la promesa que la gallega le había hecho en Galicia.
La gallega suspiró armándose de paciencia. Solo a Mimi se le ocurría tocarle las narices en plena efervescencia. Y pensar en las locuras que pudieran rondar su mente, no estaba ayudando a tranquilizarla.
<<¡Qué ganas de que se acabe ya la noche!>> quiso pensar negándose a reconocer que aquello la estaba excitando demasiado.
La cara de maldad de Mimi fue inocente en comparación con la acción que llevó a cabo al ver que la gallega no le quitaba la mirada, retándola. Sin compasión, apretó el botón del vibrador un par de veces haciendo saltar a la gallega de su asiento.
-Lo siento, tuve un mal día. No sabía a qué se refería antes -se disculpó de corrido recibiendo a cambio la pausa del aparato.
-Tranquila, mujer.
Más tranquila, la gallega se disponía a dejarse recostar de nuevo sobre el asiento cuando se percató de la ceja elevada de la granadina, ¿y ahora qué tocaba?
-Y está muy bien, es muy mansa -ironizó.
-Capulla -se rio por lo bajo. -Como pa no, la tiene firme.
-Me parece muy bien, la educación, ante todo.
-Pero, entonces, que yo me entere -dijo sintiendo que aquel hombre ya no le caía tan mal. -¿Usted es el señor que la llevó a mi casa con la gata? -preguntó sorprendida.
-El mismo.
-Es el mejor taxista de to Madrid.
-No me cabe duda, para aguantarte a ti tantas horas seguidas...
![](https://img.wattpad.com/cover/278047061-288-k673938.jpg)
ESTÁS LEYENDO
KILLA / Miriam²
FanfictionMimi y Miriam. Miriam y Mimi. Sin motivos, sin excusas. Sin saber por qué, a veces, las cosas suceden y te desmontan por dentro, sin saber por qué, a veces, alguien acalla tu miedo. A veces, el cambio es revolución, y la revolución, ¿amor?