Un fin de año poco convencional

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Diciembre, 2018

-A ver con qué me sale mi gallega -ironizó lanzándose a la cama. -Tu cuarto está chulísimo, solo tiraría una cosa...

-¿A mí? -bromeó tumbándose sobre ella para abrazarla.

-No, gilipollas. La caja de condones que tienes ahí en la mesita esa -señaló con descaro.

-Mimi, dime que no me cotilleaste el cajón de la ropa interior -dijo extendiendo los brazos para poder mirarla con incredulidad.

-Te dije que quería cotillear.

-Mimi -la regañó.

-Conmigo no te pones esos conjuntos tan sexys -le dijo con resquemor. -Por no hablar de los condones... que la caja está a estrenar -dijo sin mirarla.

La gallega no pudo contener una sonrisilla al ver que se había picado por una tontería como esa, haciendo que su nariz se arrugara en una mueca que a Mimi se le antojó demasiado tierna.

-No te rías, cabrona.

-Me río, me río -se carcajeó. - En fin, no voy a comentar nada por razones obvias -dijo haciendo que Mimi frunciera el ceño al no seguirla.

-Yo pensé que era la única que entraba ahí... -le dijo pinchándole el costado.

-Y lo eres, idiota -le soltó un manotazo en el hombro. -Deben de estar hasta caducados, además. Son de cuando estaba con Pablo -explicó ruborizada.

-Ah, bueno, entonces mu bien. ¿Los tiro entonces? -dijo levantándose de la cama haciendo que la gallega soltara una carcajada por la energía de la granadina que ya estaba con la caja de preservativos en la mano.

-Que sí, pesada. Pero ahí no, Mimi -la detuvo la gallega al ver que pretendía arrojarlos a la papelera que tenía junto al escritorio -que no quiero que los vea mi madre.

-Miriam, yo creo que tu madre a estas alturas ya intuye que follas.

-Joder, qué bruta puedes llegar a ser -dijo levantándose. -Trae -le pidió la caja para envolverla con el papel que le había sobrado de envolver los regalos y tirándola acto seguido.

-Miriam, a ti te parece que envolverla en papel de regalo es una súper idea y que no llama para nada la atención, ¿no? -se burló con ganas. -Auch.

...

-Bueno, Mimi, cuéntanos, ¿cómo te va todo? -le preguntó Ramón llevándose el tenedor a la boca.

-Pues bien, no me puedo quejar, la verdad -respondió nerviosa.

Le temblaban hasta las manos cada vez que algún miembro de la familia que no fueran Efrén o Miriam se dirigía a ella. Y no porque la hicieran sentir incómoda o fuera de lugar, no, era porque le encantaría repetir cenas como aquella con la familia de Miriam, porque no le quedaba duda alguna de que con Miriam sí se veía haciendo todas las cursiladas que siempre se negó a hacer. Podía acostumbrarse a poner la mesa junto a Marité, charlar de grupos de rock con Ramón, cotillear como una vecina más del pueblo con Inés, como si conociera a todos aquellos nombrados de toda la vida, podía acostumbrarse a pinchar a Miriam en colaboración de Efrén y a ver a Miriam así, feliz, en su sitio, con los suyos, feliz. No serían su familia, pero para Mimi estaba siendo una de las mejores cenas de fin de año que había pasado nunca.

-Bien dice, lo está petando lo más grande -la alabó Inés.

-Desde luego que sí, Mimi, nos tendrás que cantar un cachito de algo luego, ¿no?

-Claro que sí, to lo que tú quieras -respondió simpática.

-¿Y los amores, cómo van? -preguntó con inocencia la madre de los gallegos haciendo que ambas rubias se tensaran sobre sus sillas. -¿Algún amigo especial?

KILLA / Miriam²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora